miércoles, 19 de diciembre de 2012

Reflexiones del fin que viene


Una vez más me encuentro sentada en un café cerca del fin de año, a unos días del supuesto cumplimiento de las profecías mayas, del fin del mundo tan anunciado desde años y años atrás, al cual hemos sobrevivido por suerte o errores de cálculos de la gente de antes.
Uno no puede evitar sentarse a reflexionar sobre el último año de vida, y en caso de que en verdad sea el fin de nuestra existencia pues también vemos los últimos 27 años (en mi caso al menos).
Pienso en lo que he logrado (poco, bueno, malo, regular), en los amigos conocidos y afianzados este año, en las relaciones que se desvanecieron en el trayecto, en los viajes, en los nuevos rincones encontrados, en las lagrimas derramadas en la privacidad de mi cuarto, en mis mudanzas, en los proyectos inconclusos, en los proyectos que continuarán, en los nuevos ideales, en los que se esfumaron.
Pienso en tanto y en nada a la vez, mientras veo cómo los minutos poco a poco nos acercan al final. 
Laboralmente siento que este año crecí un poco, en gran parte gracias a las experiencias que me trajo el trabajo, los temas y las personas que conocí en estos pequeños pasos que apenas estoy empezando a dar.
En lo que respecta a la vida personal no puedo hablar con el mismo orgullo, extraño a esos que por razones se alejaron en este tiempo, pero también pienso en lo que se puede lograr con un poco de esfuerzo.
Pero no me frustro mucho, porque si algo tiene de alentador la famosa profecía de mis paisanos sureños, es que en estos días es el fin de una época, un momento de cambio en la energía que nos rodea.
Entonces, lo mejor que podemos hacer es montarnos en la nueva ola que viene, si esto es un cambio en el entorno espiritual que nos rodea (y no, no me refiero a un tema religioso, sino en cuanto a las fuerzas de la naturaleza que están en todas partes), hay que aprovecharlas, tomar el ejemplo que nos dejaron los mayas para cambiar y emprender nuevos retos. 
Viéndolo así, yo si espero el fin, porque como dicen, todo final es un nuevo comienzo.

domingo, 16 de diciembre de 2012

La mala fama del reportero: una crítica ganada a pulso

El reportero siempre ha tenido una mala imagen. Chayotero, viciado, vicioso, carente de ética, revuelca comunicados, egolatra. Estos son tan sólo algunos de los adjetivos que siempre se le han adjudicado a quienes trabajamos en los medios.
Y la verdad, cada vez más me doy cuenta que esto no es de gratis, si la gente nos ve con esa imagen es por algo.
Hay quienes buscan redimir al oficio ante los ojos de los demás, quienes mantienen un código de ética, tratan a la gente como personas, le echan ganas a su trabajo, entre otras características (que en lo personal, me gustaría pensar que entro en este grupo).
Sin embargo, hay otros, quienes por sólo tener una grabadora o micrófono y salir en la cámara se creen semi dioses, y piensan que pueden pasar por encima de los demás.
Este domingo fue la inauguración de la Ciudad Mágica en Puebla. Al término del evento me dirigí a la puerta por dónde había ingresado unas horas antes, pero al ver que la gente nada más entraba me acerqué con una de las señoras vestida con las playeras del DIF para preguntarle si podía salir. 
Amablemente la señora me comentó que no se podía, porque en los accesos había contadores de gente, por lo que la salida estaba del otro lado del parque.
Tras bromear con ella de que me brincaba el contador, ella me dijo que momentos antes un reportero de cierta televisora llegó muy altanero a querer salir por ese acceso. Cuando ella le dijo que no podía y le bloqueó el paso, el tipo en cuestión dijo “yo paso porque paso” e intentó empujar a la señora, quien tendrá más de 60 años.
Ante esto, ella decidió acompañarlo a un rincón por donde estaban sacando a las personas de la tercera edad que dejaban el recinto.
“Hay formas”, me dijo la señora, ya no tan molesta como estuvo en un principio, pues dijo que salió ganando, al acompañar al joven del brazo hacia la salida para personas mayores.
¿Por qué pasa eso? ¿Por qué uno sólo por tener un logotipo en especial en su playera se cree que puede empujar y aplastar a al gente que solamente hace su trabajo?
Los reporteros no somos más que nadie, eso es algo que debemos tener presentes. Es más, nosotros en sí trabajamos para la gente, estamos en esto porque lo que queremos es brindarle a las personas información que de alguna manera les puede ser útil. La gente no está para darnos, sino nosotros para dale a la gente, al menos así lo veo.
Una grabadora no te hace más que alguien más, es más una grabadora no te hace reportero. Hay muchos casos de gente que sólo está en esto por la imagen, por verse interesante, por reconocimiento, pero lo que son las personas y hasta la propia información son lo de menos.
Es por gente así que los reporteros nunca seremos bien vistos, porque los que finalmente un boleador de zapatos siempre tendrá mayor respeto que nosotros, y la verdad, viendo cómo son la mayoría, no culpo a las personas de tacharnos como seres sin valores.
Lo único que queda, al menos desde mi punto de vista, es seguir intentando sacar el mejor trabajo posible, mantener esos patrones internos, ese tacto con las fuentes, ese cuidado de lo que hacemos, entregar lo mejor de una misma a este oficio, con la finalidad de que, al menos en una pequeña medida, demostremos que no todos somos iguales.

martes, 11 de diciembre de 2012

¿Por qué los reporteros no usan los sistemas de transparencia?

Entre las curiosidades que uno se encuentra ñoñenado en las páginas del gobierno del estado hace unos días me topé con un reporte de las solicitudes de información que se han presentado hasta septiembre de este año, y hay un par de datos que llaman la atención.
Primero que nada, es interesante y hasta alentador para los que somos partidarios de que la gente haga uso de su derecho a la información, el ver que tan sólo en nueve meses se metieron 3, 297 solicitudes de información por vía de Infoex al gobierno de Puebla, esto es más de 350 al mes en promedio.
Además, para levantar un poco el orgullo de género, más de la mitad fueron solicitudes hechas por mujeres, otra parte mayoritaria por hombres y 56 fueron a nombre de organizaciones sociales.
Sin embargo, un detalle que me llamó la atención es que, a diferencia de lo que uno puede pensar, los periodistas no son quienes más usan el sistema Infomex para obtener información.
Del total de solicitudes del año, solamente 154 fueron hechas por reporteros, lo cual pone a los trabajadores de los medios muy por debajo de los estudiantes en el uso de Infomex, pues éstos hicieron 356 solicitudes hasta septiembre del año.
Aún más, mi orgullo de mujer cayó un poco, cuando vi que las reporteras usan este medio de información menos que los hombres.
¿A qué se debe esto? ¿Por qué los reporteros dejan de lado esta herramienta de trabajo?
En una ocasión lo platiqué con una compañera, y me dijo que es la falta de tiempo, que uno se enfoca mucho al trabajo del día a día y no se pone a pensar en solicitudes.
Pero bueno, al menos en mi experiencia personal, los temas caen a lo largo del día. Ya sea en un evento, en una entrevista, hasta en el camión, de pronto uno se da cuenta que hay ese tema ahí pendiente. El sentarse a escribir la solicitud tomará máximo 15 o 20 minutos. La espera será mucho, pero vale la pena.
Esto me recordó una entrevista que vi en un libro, a la periodista Lilia Saúl Rodríguez, quien sugería meter una solicitud de información a la semana, de esta forma al final del año serían 52. Algunas no serían contestadas, otras a medias, pero finalmente tendrías un buen compendio de información, y unos materiales bien trabajados.

martes, 13 de noviembre de 2012

Mi código reporteril: El trato con las fuentes

Cada reportero tiene su código de conducta. Esto va desde la forma de reportear, de escribir y sobretodo de actuar hacia las fuentes y de la relación que se establece con éstas.
Hoy tuve un encuentro que me molestó en cierta medida, porque una persona arremetió contra mi código, y simplemente respondí con una sonrisa.
Estos días un contacto me proporcionó un documento, no es nada del otro mundo, es simplemente una iniciativa que ya fue aprobada en cabildo y está por ser turnada al Congreso. No es nada que deba estar oculto ni que afecte a la integridad de nadie, no fue una filtración, es sólo un archivo necesario en el acervo de cualquier reportero, al menos así lo pienso.
Ayer manejé una nota sobre la información de este documento, y hoy me pidieron repercutirla. Fui con cierta persona que trabaja en la administración municipal, con quien tengo una relación afable. Sin embargo, cuando me senté en su oficina lo primero que me dijo fue "¿quién te dio esa información?"; al principio pensé que era una broma, y contesté riendo "pues ya sabe, una tiene sus formas".
Pero cuando uno bromea hace el comentario una, tal vez dos veces. Cuando esta persona me preguntó por quinta ocasión y me dijo "si no me dices quién te lo dio no te explicó lo que me pides", contuve el coraje, la vi de frente con una sonrisa y dije "yo protejo a mis fuentes, y no puedo revelar sus nombres".
Ante mi silencio, no tuvo más remedio que explicarme lo que le había solicitado; la cuestión es que este no es un documento que altere nada, no es algo que deba ser oculto, sobretodo en aras de la transparencia de la que tanto presumen las autoridades. Entonces, ¿por qué esa insistencia? ¿qué necesidad de saber cómo conseguí algo que tarde o temprano iba a poder conseguir?
Esto lleva a una de mis reglas: protege a tus fuentes, no sabes los intereses o los conflictos que puedan involucrar la información que te dan. Esto va desde el funcionario que te pasa el dato, que te pasa el documento antes que a nadie, o hasta la señora que denuncia irregularidades en su colonia. Tanto se arriesga el reportero que escribe la nota, como la persona que le da la declaración.

martes, 23 de octubre de 2012

Miedo vs Libertad de Expresión



¡Uga uga!, las fechas de los espantos y miedos ha comenzado. Y no me refiero a el Día de Muertos, Halloween o demás fiestas paganas que se celebran a finales de octubre y principios de noviembre, donde los difuntos salen de sus tumbas para bailar.
No, estos son miedos de los de deveras, los que buscan infundir los poderosos para sentirse con más poder, y callar a aquellas voces que van cuestionan aspectos de su actuar.
Pero en esta ocasión ni los dientes de ajo, ni las cruces ni el agua bendita podrán salvar a los medios de Puebla de la nueva embestida del gobierno del estado, y como en toda saga de terror, ya se tiene anunciado que vendrán por más.
Este martes, el director de Comunicación de Comunicación Social del gobierno del estado, Sergio Ramírez Robles presentó las primeras de numerosas demandas en contra de periodistas por “difamación y daño moral”.
En un comunicado que emitió la autoridad estatal se explica que la acción jurídica, consistente de una demanda civil en contra de Fabián Gómez Hernández de Contraparte Informativa y Adrián Ruiz del periódico El Heraldo, se dio pues los inculpados abusaron “de la libertad de expresión en perjuicio del honor del gobierno a través de la humillación de funcionarios públicos”.
“Sergio Ramírez Robles plantea en la demanda que Gómez y Ruiz sobrepasaron los límites del libre ejercicio del periodismo y la libertad de expresión, al no tener la intención de hacer del conocimiento un hecho de interés general, ni servir a las personas para tomar decisiones que enriquezcan la convivencia o participación democrática, y fuera de contexto, insultar sistemáticamente a funcionarios del Gobierno de Puebla”, continua el comunicado de prensa que emitieron las autoridades estatales.
Esta acción es el primer resultado de la reforma que presentó el Moreno Valle ante el Congreso local en febrero de 2011, a pocos días de empezar su administración.
Por un lado, se despenalizaron los delitos de difamación y de daño moral, con lo cual quienes fueran acusados de esto “solamente” tendrían que pagar una multa de hasta tres mil días de salario mínimo, monto que si bien para los funcionarios y diputados estatales es cosa de menos -unos 177 mil pesos- para los reporteros de a pie, quienes a duras penas ganan hasta ocho mil pesos mensuales -y eso ya en los medios mejor pagados de Puebla- esta cantidad es irrisoria.
Si bien con esta modificación al Código de Defensa Civil del estado se elimina la pena corporal a quienes sean acusados de difamación, cuestión que fue aplaudida en su momento por algunas organizaciones de libertad de prensa, la asociación Artículo 19 manifestó en su momento que “las reformas son insuficientes ya que no contemplan la figura de la real malicia ni establecen las defensas adecuadas en caso de ser demandado por daño moral tales como la defensa de la verdad, de opinión, publicación razonable, privilegios absolutos y calificados, palabras de otros, publicación inocente, consentimiento y estatuto de limitaciones.”
Dada que estas son las primeras demandas de este tipo que se presentan, no se tiene un antecedente de cómo deberán proceder los acusados, aunque, para suavizar el golpe, la autoridad estatal no esta pidiendo la retribución monetaria que marca la ley (¡yuju!), solamente que los periodistas publiquen “un extracto de la sentencia que se dicte en el presente juicio, en la cual se declare la existencia de la responsabilidad civil”.
Horas antes de presentar las demandas, Ramírez Robles declaró en una entrevista con el reportero Álvaro Delgado, de la revista Proceso, que esta es solamente la primera tanda de denuncias, ya que “se están analizando todos los abusos de la libertad de expresión en perjuicio del honor y la reputación del gobierno de Puebla mediante la ofensa, la denostación y la humillación de funcionarios”.
La lista de los supuestos periodistas en la mira del gobierno del estado fue filtrada a uno de los medios más cercanos al poder, pero esta no es definitiva ni exhaustiva.
¿Ya sintieron el miedo? ¿ya escuchaste la música lúgubre detrás de tu cabeza y viste moverse las cortinas de tu cuarto?
El miedo siempre será la mejor herramienta para controlar a la gente, a los medios, a las voces que critican.
Un amigo me dijo que si uno tiene la información documentada de lo que publica, tiene las herramientas para justificar su dicho no tiene qué temer, y no es eso lo que me preocupa, sé que muchos de los enlistados pueden demostrar sus publicaciones y salir limpios, sin siquiera una publicación.
Pero, repito, no hay antecedente. ¿Cómo será el proceso? ¿tendrán derecho a comprobar sus dichos?
Este asunto además me trae una pequeña regresión a mis días universitarios. Como ya he publicado anteriormente, fui parte del periódico estudiantil de la UDLA, La Catarina, el cual solía escribir no solo lo bueno, sino también lo malo de la escuela.
En un punto, bajo la administración de Pedro Ángel Palou (de filiación priísta), se hizo un cambio al Código de Ética de la universidad, quedando determinado -con palabras más o menos- que uno podía pensar lo que quisiera de la institución, pero en sus declaraciones a los medios debía salvaguardar la imagen de la universidad.
Como reporteros esto nos complicó el trabajo, pues muchos empleados empezaron a callar, a evitar hablar de recortes y demás problemáticas internas para evitar ser despedidos.
Fue la primera vez en la que vi el alcance que puede tener el miedo para callar a alguien.
Lo único que me cuestiono fuera de todo esto es si el miedo volverá a ganar, o si habrá quienes luchen y continúen con la labor como debe ser, ética y responsablemente.

jueves, 18 de octubre de 2012

Lo que la televisión me ha enseñado...


Cuántas veces no hemos escuchado que la televisión programa a la gente, que los programas violentos generan violencia, y tantas otras teorías funcionalistas de la comunicación, las cuales nos dicen que nuestro actuar está influenciado por lo que vemos en los medios.
Pensando un poco en esto, me dio por ver qué conductas de mi vida actual son influidas por las series que más veo.
Un análisis exhaustivo tendría que considerar todos los programas que he visto a lo largo de mi vida, los cuales son innumerables, por lo que solamente tomaré en consideración los que entran mi lista de favoritos (dejando fuera varias).

How I Met Your Mother: Los amigos siempre estarán contigo, sobretodo si hay cerveza de por medio

Friends: Los amigos siempre estarán contigo, sobretodo si hay café de por medio

Glee: Cuando las cosas van mal, un poco de buena música ayuda

2 Broke Girls: No importa el dinero, mientras tengas una buena amiga (o amigo a tu lado)

Pushing Daisies: El amor es difícil, a veces imposible, pero nunca hay que dejar de luchar por él

Jericho: Cuando todo valga madres, hay que luchar y proteger a quienes queremos (aplicable para The Walking Dead)

Game of Thrones: No confíes en nadie

Wonderfalls: En vez de luchar contra lo que nos hace diferentes, tenemos que aprender de eso (aplicable para Scrubs)

sábado, 22 de septiembre de 2012

Definiendo agendas y periodistas

Una idea muy común que al parecer rige la gran mayoría de los medios de comunicación en México de unos años a la fecha es “la sangre vende”, lo cual cierra la puerta a tantos temas y formas de presentar la información que podrían enriquecer el modelo del periodismo nacional.
Esta fue la idea final con la que me quedé hace unos días cuando tuve la oportunidad de platicar por lo menos un par de minutos con dos comunicadores con una larga trayectoria nacional: Gabriela Warketin y Ricardo Raphael.
A pesar de que cada uno tiene su postura muy definida y una visión muy particular, en esencia dijeron lo mismo: hay que buscar nuevas formas de informar, y no cerrarnos a las posibilidades.

Hay que aprender a definir agendas
“Hay que salir de los lugares comunes” fue el primer consejo que me dio Warketin, quien resaltó la importancia de diseñar agendas informativas más abiertas.
En la agenda nacional se tiene una enorme variedad de temas, los cuales compiten entre si por los principales lugares en los medios, pero el que una nota no quede en portada no implica que haya sido ignorada, simplemente hay demasiada información y pocos espacios en dónde presentarla.
Hay muchas partes del país en las que hay conflictos sociales o ecológicos, por ejemplo el caso de Tetela de Ocampo en la Sierra Norte de Puebla, pero este tipo de temas suelen ser vistos como cuestiones muy locales, por lo que los medios de otras partes de México tienden a no ponerle mucha atención.
Uno como reportero, debe saber cómo poner este tipo de temas dentro de la agenda nacional, contextualizando la importancia que puede tener para el país o relacionarlo con problemáticas similares, de tal manera que la información salga de un pequeño espacio territorial.
“Pensemos en estrategias de comunicación en un mundo muy ruidoso”, sugirió la comunicadora, como podría ser el empleo de las redes sociales para generar interés sobre un determinado tema.


El periodismo fue domesticado en el siglo XX
Durante las últimas décadas del siglo pasado, para muchos era una pena presentarse como reporteros, porque en ese entonces se vivía en México con un periodismo “boletinero, sumiso, mal pagado y sometido”, como lo definió Ricardo Raphael.
Luego de venir de un siglo XIX en que el periodismo ayudó a la formación del país, a los largo de 1900 los reporteros se acostumbraron a ser mantenidos por el gobierno, por lo tanto, éste se acostumbró a dominar a los medios y callarlos cuando le pareciera.
Pero con la entrada del año 2000 la situación cambió, ahora muchos jóvenes otra vez ven la información como algo “digno”, y no se preocupan si pueden ganarse la vida haciendo periodismo, solamente lo quieren hacer.
Esta cualidad de la nueva generación ayudará a que en las próximas décadas el oficio vuelva a ganar reputación, aseguró el analista político.
Sin embargo, a pesar este nuevo ímpetu de los jóvenes periodistas, es importante no tomar posturas radicales en las que uno diga que su forma de hacer las cosas es mejor que la otra.
Esto lo dijo Raphael luego de que otra periodista dijera en un foro que “el periodismo de denuncia no es tan importante hoy en día”.
Ante esto, Raphael simplemente consideró severa la afirmación, aunque reconoció que en México prevalece este tipo de periodismo, mientras que hacen falta los trabajos de investigación.
Los géneros no están peleados, pero es una exageración cargarse hacia a uno o hacia otro.
“Todos quisiéramos ser Kapuściński y hacernos de un nombre teniendo una pluma linda, pero si sólo hubiera Kapuścińskis no habría periodismo, otros quieren ser Lydia Cacho y vivir en la denuncia, aventando información dolorosa, pero si solo hubiera esto no hubiera explicación de los hechos”.
Si bien en este oficio cada uno busca su especialización, los géneros no son excluyentes, uno debe saber encontrar esa situación que necesita ser denunciada, tiene que saber investigar la información y explicar los hechos.

jueves, 30 de agosto de 2012

Recuerdos catarinos

Para los hermanos de batallas pasadas...


Sonará cursi, pero hace cinco años perdí a uno de mis grandes amores. Ese recuerdo sigue plasmado en mi vida personal y laboral, y sigo definiendo ese tiempo como uno de los mejores de mi corta vida.
Por eso, cuál fue mi sorpresa cuando ayer una chica de 18 años me dijo que había escuchado de ella, una chava que cuando perdimos a aquella no debía tener más de 13 años sabía de mi amor, de mi escuela, de esa pequeña lucha que emprendimos hace unos ayeres.
Explico: este miércoles -curiosa coincidencia, ahora que lo pienso- un ex compañero de la universidad me invitó a dar una platica a los chicos de nuevo ingreso sobre la vida del reportero, y pues, no puedo hablar de mi vida profesional sin hablar de ella, La Catarina.
Intenté no echar muchas malas vibras a lo que es La Catarina actualmente, pues no quería decepcionar a estos chicos recién estrenados, pero una de ellas alzó la mano y me dijo que había investigado y le dijeron que el periódico universitario ya no era lo mismo que antes. Cinco años después de lo que consideramos su muerte, La Catarina de antes sigue siendo recordada.

La historia de ese entonces
Contextualizaré para los nuevos, para aquellos a quienes no he acorralado en eventos, borracheras o demás cuando sueltan la pregunta, que siento después se arrepienten de hacer después de que llevo media hora despotricando y no ven que me vaya a callar pronto: "'¿qué es (o fue) La Catarina?"
En 2001 la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UDLA estrenó un periódico estudiantil llamado La Catarina; a diferencia de otros proyectos similares, en este caso destacaba la palabra ESTUDIANTIL, lo que significaba que los propios estudiantes escogían los temas, reporteaban, editaban y diseñaban el periódico, con la asesoría de un profesor de la carrera, quien orientaba más que dar ordenes.
Entre 2001 y 2007 desfilamos por esa oficina, ubicada en el segundo piso del edificio de Sociales cientos de alumnos de todas las carreras, algunos seguimos dedicados al periodismo, otros andan en otros lares pero bien o mal, ese tiempo, ese paso por La Catarina dejó huella.
Sin embargo, la dirección de la  universidad entró en una contradicción grave, que más que afectarlos a ellos fue el inicio del fin para nosotros.
Uno de los temas principales que impulsa la UDLA es el pensamiento crítico, es de sus estándares educativos, al menos así lo fue en mis tiempos. Entonces, cuando un grupo de estudiantes con plumas, grabadoras y papel para imprimir aplicaron esa crítica hacia la propia institución ya no se les hizo tan buena política, sobretodo porque si bien nos consideraban niños jugando a ser periodistas, los reporteros de afuera veían nuestras notas como fuentes fideidignas de información.
La crítica se enfocaban las malas decisiones tomadas por el entonces rector de la universidad, Pedro Ángel Palou, las cuales llevaron al despido de profesores de muchas carreras, incluidos los mejores de la carrera de Comunicación, y a su relación con el gober precioso, Mario Marín Torres.
Como buen político disfrazado de escritor, Palou no aguantó y arrancó una persecución en contra del periódico y los estudiantes que se manifestaban en contra de él.
En el caso particular de La Catarina la fecha en la que todo se vino para abajo fue el 17 de enero de 2007, cuando nos expulsaron de nuestras oficinas y  nos arrebataron el periódico.
Se luchó y difundió el tema, y para mediados de febrero nos anunciaron con bombo y platillo que se nos regresaba el semanario, pero no las oficinas.
Los meses siguientes fueron difíciles, pues con el antecedente de la censura ya nadie nos quería dar entrevistas.
Así luchando llegamos al verano de 2007, cuando se nos "invitó" a "negociar" con el Consejo Estudiantil el funcionamiento del periódico para el siguiente semestre.
Los integrantes de consejo editorial acudimos a esas mesas de trabajo, en las cuales demostramos una fuerza sobrehumana para no mentar madres con las pendejadas que decían los supuestos representantes estudiantiles, pero aguantamos porque nosotros solo pedíamos una cosa: libertad de expresión.
Claro, esta nos fue negada y el periódico se nos arrebató de la forma más vil, imponiendo una línea editorial oficial que borraba la investigación que se solía hacer en el pasado.

El ahora...
Son cinco años desde entonces, cinco años desde que, quienes eramos parte del proyecto, perdimos una parte de nosotros mismos (repito, perdón si hago alusiones muy cursis, pero así fue y sigue siendo en mi caso), pero las heridas sanaron después de un rato, pero el olvido de lo que pasó, eso nunca.
Los catarinos, con el paso del tiempo hemos abogado por no olvidar, por no dejar que el recuerdo de lo que fue muriera, y ese comentario de esa chica ayer me hizo ver que no somos los únicos que estamos luchando por eso.
Al final de cuentas, La Catarina más allá de ser el periódico se convirtió en un tipo de hermandad, y aunque no hubiéramos estudiado juntos, siento que los de las primeras generaciones y los que estuvimos al final estamos unidos por la experiencia y esa pequeña oficina que era nuestro hogar.
En esas computadoras viejas hicimos nuestras primeras notas, editamos nuestras primeras planas, escogimos esas fotos legendarias de portada -como olvidar esa que ilustró la nota de la llegada de los Aztecas a la final del torneo de fútbol americano "Vuelan a la Final"-, esa oficina en la que hacíamos nuestros torneos de Sudoku mientras esperábamos las notas de los reporteros, ese rincón donde dormíamos entre clases, esas escapadas a hacer sondeos donde se estableció un comadrazgo.
Son muchos recuerdos, muchas anécdotas, mucho que contar de La Catarina, pero lo importante más allá del recuerdo que tengamos los que la vivimos, es que hay otros quienes hablan de ella, y eso debe reconfortarnos a quienes pensamos que la habíamos perdido para siempre.

lunes, 27 de agosto de 2012

Sobre las palabras y las formas en las que las empleamos


Los periodistas somos, indirectamente, parte del sector comercial de la sociedad, ¿por qué? Porque nuestro negocio es simple y llanamente el vender palabras, primero a nuestros jefes quienes luego las distribuyen entre los lectores de los medios en los que nos encontramos refugiados en ese momento.
Suena duro para los que somos puritanos del oficio, pero al final de cuentas es eso, un oficio, una técnica que tenemos todos para organizar estas combinaciones de letras, darles sentido, una lírica en ocasiones, buscando dar el mejor producto a nuestros clientes, o en ocasiones, haciendo las cosas con desprecio -que a veces ayuda, como son buen ejemplo las señoras que venden chalupas en la calle, ¡Dios, que manjar!-.
Es esta sobredosis de palabras a la que he estado expuesta últimamente, entre las que escribo y leo por trabajo, las que leo por ocio, las que pienso por obsesión, las que digo por impulso, las que guardo por recato, que no dejo de pensar en el verdadero poder que tienen éstas en nuestra vida.
Puede ir desde la cosa más básica, como un "hola" de esa persona puede darte buena vibra para todo el día, o el que esa misma persona pase a tu lado y no diga absolutamente nada llega a tener el efecto contrario tirando tus defensas al suelo aunque no lo demuestres al mundo exterior.
Hay otros casos, cuando una palabra se saca de contexto y una simple broma entre amigos puede causar una explosión en un pequeño ecosistema casero.
Viendo las cosas en un sentido macro, tenemos la retórica, el uso de determinadas palabras para manipular a los demás, o para dar un mensaje sin que sea detectable a simple vista -o, en este caso, oída-.
Hay quienes piensan que las palabras que decimos pueden cambiar nuestra realidad, son como una forma de condicionamiento de nosotros mismos y de nuestro entorno. Un ejemplo claro es cuando una mamá ve a su hijo correr como loco y le empieza  a gritar "¡chamaco, cálmate o te vas a caer!" lo más seguro es que el niño se caiga.
Es por eso que se recomienda cuidar mucho lo que decimos principalmente cuando nos referimos a nosotros mismos, esos tipos pensamientos de "no voy a conseguir ese empleo" lo más seguro es que nos generen que no lo obtengamos.
Cada palabra que decimos o escribimos tiene un efecto, ya sea positivo o negativo, en ocasiones ese resultado no lo podemos controlar, solo podemos esperar y aceptar lo que venga.
Por el temor a ese resultado, nos guardamos cosas, o por no querer esperar a ver qué sucede decimos más de lo que debemos, porque siempre se nos olvida que cada una es una pequeña bomba de tiempo y que no sabemos cuando podrá hacer reacción.

martes, 21 de agosto de 2012

"The Madding Crowd" de Nine Days

A lo largo de mis casi 27 años de vida he tenido gustos de música muy eclécticos, pasando del rock pesado, a mi temporada popera, a mis días de raver en la universidad, y así varios géneros musicales han entrado y salido de mis ipods, reproductores de mp3, cd's y computadoras.
Sin embargo, todos tenemos esos discos que son iconos en nuestras vidas, esos que escuchamos una y otra vez pero nunca hasta el cansancio, pues esas canciones son ya una parte de nuestro ser.
Uno de los discos más definitorios de mi repertorio musical es "The Madding Crowd" de Nine Days, un pequeño grupo estadounidense que creo que no hizo más que un par de albumes más, pero este fue el que llegó y se quedó.
Los conocí durante mi viaje de 15 años a Orlando. En el cuarto que me tocó compartir con las otras chavas en el hotel de Disney en el que nos quedamos siempre teníamos puesto un canal de música, principalmente porque mis compañeras no hablaban inglés.
Si alguien ve mis fotos de ese viaje, o las de mis años de pubertad verá una constante: no sonrío mucho. Esto era principalmente a los aparatos de ortodoncia que usaba en esos años y que en general estaba en mi etapa de "me vale la vida".
Así pues, la segunda noche en el hotel, me encontraba acomodando mis cosas cuando de pronto sonó en la televisión "this is the story of a girl, who cried a river and drowned the whole world, and while she looks so sad in photographs I absolutely love her when she smiles". En ese momento caí en uno de los clichés de las adolescentes y pensé "no manches, está hablando de mí".
Apunté la frase y el nombre del grupo, que además era otra señal (toda mi vida he estado obsesionada con el número 9). Regresando a México en la primera oportunidad que tuve me escapé a una tienda de discos y lo conseguí.
12 años después el cd físico sigue en mi cuarto aunque no tenga cómo escucharlo, las canciones siguen sonando en mi ipod y en mi computadora.
Puede no ser el mejor disco que se haya hecho, pero en mi perspectiva es una de esas veces en las que la simpleza de la música y las letras expresan demasiado.
El album sólo tiene 12 canciones, lo cual me regresa al tema de la simpleza: pocas rolas, música sencilla, letras directas y pegadoras. Eso para mi es un buen disco.
Me cuesta un poco de trabajo describir el disco, porque es detallar una parte de mí misma, solamente puedo decir que es un disco excelente, un poco de música noventera para salir del punchis punchis y reggeatoneo de hoy en día y volver a los días en los que dos guitarras, un bajo y una batería era todo lo que se necesitaba.
Aquí dejo una de mis favoritas, sobretodo por la frase "And you should never let the sun set on tomorrow before the sun rises today".

"If I am" Nine Days

lunes, 20 de agosto de 2012

Un amor rodeado de neblina


Hay lugares que simplemente nos llaman por alguna extraña razón y cuando tenemos la fortuna de visitarlos sentimos que alguna pieza dentro de nosotros hace click.
Este tipo de experiencias me han pasado dos veces en mi vida. La primera fue hace tres años cuando al fin, después de una obsesión que traía desde pequeña, visité San Francisco. En general California no me gustó mucho, pero no dudaré un segundo en volver a esa bella y fría costa, ir al muelle y tomarme un café irlandes.
El otro caso que me pasó recientemente fue más espontáneo y tal vez hasta inesperado. El nombre de Tetela de Ocampo había estado poco en mi radar en el tiempo que llevo viviendo en Puebla, hasta que comenzó la lucha de los habitantes de este pequeño pueblo de la Sierra Norte en contra de la explotación minera que se busca iniciar en sus cerros.
Desde Puebla escribí un par de notas al respecto, declaraciones de funcionarios y un poco de información que caía en mis manos, pero muchas veces perdí el concepto del tema y hasta confundí espacios y referencias.
Después de pensarlo mucho, sumando la necesidad de saber lo que escribía, una urgencia de escapar un segundo de mi realidad diaria y un proyecto pendiente que traigo un buen sábado me embarqué a Tetela.
En el camino me perdí viendo el bosque que separa al municipio de Chignahuapan (donde transbordé), tan encantada estaba con el paisaje, lleno de árboles y neblina, que las curvas de las que tanto me previnieron fueron simples movimientos de cámara para mostrarme una nueva perspectiva de este lugar.
Me bajé en el zócalo del pueblo mientras comenzaban los preparativos para la feria, al fondo se escuchaban los televisores de los comercios donde todo el mundo veía el partido de México contra Brasil, pero mi atención estaba en las pequeñas y estrechas calles empredradas, lo limpio del aire y la vibra de la gente.
Tal vez sea mi visión un tanto romántica del lugar, pero fue amor a primera vista. 
Tenía que buscar la casa del señor Germán, quien es de los líderes del movimiento contra la minera, y como es mi sana costumbre me perdí intentando seguir las indicaciones que me daba la gente, pero más que frustrarme fue una excusa para recorrer con calma esas callejuelas.
Encontré el lugar que buscaba y el amor siguió creciendo, un terreno con desniveles, una cancha de voleiboy, caballerizas y cabañas en renta, y verde, todo verde alrededor. Es un milagro que no haya pedido que me adoptaran en ese instante.
Entré al edificio principal, el cual solía ser un restaurante para los huéspedes de la cabañas, pero que en últimas fechas es el recibidor del señor Germán, quien en ese bodegón vaquero recibe a propios y extraños como si fueran amigos de años.
Pasé con él un buen tiempo platicando de la mina, de su vida, del campo, de los cerros, de los árboles, de los caballos. Tiempo después aparecieron otros compañeros reporteros, y ya reunida la improvisada comitiva, el señor Germán nos subió en su jeep y nos llevó a recorrer los cerros, La Cañada, las riveras del río Papaloateno y la boca de la mina.
A lo largo del recorrido mi mirada brincaba de los bosques de niebla, a las pequeñas casas humildes de La Cañada, a la iglesia de este barrio que salta a la vista en su blancura entre todo el verde que la rodea, y no podía más que pensar cómo alguien podría intentar romper con ese equilibrio, con esa paz y esa belleza.
Un día en Tetela fue todo lo que necesité. Desde entonces una parte de mi se siente ligada al pueblo, ya sea porque su lucha se me hace una de las pocas causas verdaderas que he escuchado en mucho tiempo, porque el pueblo me recordó una parte de mi, o simplemente la gente tiene una energía que te enamora.
Ya tiene más de una semana que fui, y si no había compartido la experiencia fue por cuestiones de tiempo, y porque tenía que digerir esas imágenes y sentimientos de alguna manera, pero aquí comparto tanto la energía que me dejó la visita, como algunas de las fotografías que tomé las cuales siento no le hacen justicia a mi amor envuelto en niebla.


Tetela de Ocampo



Barrio de La Cañada


Germán Romero

sábado, 18 de agosto de 2012

Anillos, robots gigantes y dragones, mis obsesiones de geek


Hace unos días una amiga me contó que los encargados de una tienda de tenis pensaron que era lesbiana. ¿la razón? De acuerdo a ellos, una mujer heterosexual no conoce la diferencia entre DC y Marvel.
Mi primera reacción fue reírme, y pensar en todas las mujeres que conozco que saben la diferencia entre las dos editoriales más conocidas de comics a nivel mundial, y que además pueden mencionar otras tantas no tan famosas y describir a sus superhéroes y personajes.
Pero después de pensar en el tema un par de días, me di cuenta que mis amigas que saben estos detalles y yo compartimos un aspecto en particular: todas somos geeks en algún nivel.
De unos años para acá pareciera que ser geek es ser cool, películas y series de televisión ahora le dan protagonismo a esos personajes incómodos socialmente, que se la pasan pegados en las computadoras o a sus consolas de videojuegos o leyendo comics, pero la verdad, ser geek requiere dedicación, no es sólo seguir una moda.
Vayamos por partes, primero es necesario describir qué hace a un geek. Normalmente este término es confundido con nerd, pero si bien un nerd casi siempre es geek, la cosa no se da a la inversa.
Un geek es alguien sumergido en la cultura popular, incluyendo películas, comics, videojuegos, anime, ciencia ficción, fantasía, y un larguísimo etcétera. Más allá de usar la computadora para trabajar, lee y busca información con respecto a sus gustos, socializa en las redes con personas que comparten sus intereses y es un adicto a la tecnología (ojo, esta es una definición a mi forma de ver las cosas, no lo considero algo definitivo).
Por ejemplo, en mi caso particular, hay tres temas que me hacen geekear. Uno, Lord of the Rings y la mitología de Tolkien en general. Dos, recientemente me metí en el mundo de A Song of Ice and Fire, la saga de fantasía del escritor George R.R. Martin, el nuevo objeto de mi amor y desprecio, porque de verdad, uno tiene que ser malevolo para crear personajes tan brillantes como los de estos libros para luego ir matándolos uno a uno. Quienes seguimos los libros debemos considerarnos masoquistas por disfrutar con placer este dolor que nos causa Martin, y esperar años para que nos dé la nueva dosis de frustración.
Y por último, Neon Genesis Evangelion. Este es un amor que data de mis años de secundaria, lo cual implica que tengo al menos trece años enamorada de esta historia que, debo reconocer, marcó mi vida hasta la fecha.
¿Por qué digo que me marca hasta la fecha? Porque en el 2001, en un viaje a Los Ángeles a visitar al tío que ya he mencionado anteriormente me compré varias figuras de acción de animes, en particular un Eva 01 que brilla en la oscuridad, el cual era edición exclusiva para ser vendida en Comic Con y en Wizard World.
Ese Eva tiene 11 años conmigo, y no ha salido de su caja, permanece colgado en la pared de mi cuarto y ha viajado conmigo en mis múltiples mudanzas, lo cual ha hecho que la caja esté un poco maltratada, pero no me importa. Sigue siendo my precious y cualquier sugerencia de abrirlo es impensable.
Este es sólo un ejemplo de la mentalidad del geek, y la verdad estoy en un nivel bajo, aunque bueno, al igual que millones de desadaptados en el mundo, mi sueño es un día ir a Comic Con y perderme entre los mares de gente vestida de Storm Troopers, vampiros, soldados, superhéroes y demás.
Por último, considero que para aquellos que quieran entender cómo piensa un geek, o si eres un geek y quieres sentirte identificado, recomiendo dos documentales:

Comic-Con Episode IV: A Fan's Hope


The People Vs. George Lucas



jueves, 9 de agosto de 2012

Esos compañeros de los ayeres

Todos tenemos a unos cuantos compañeros de esos ayeres. Esos amigos que surgieron de los primeros libros que leímos o al menos aquellos que nos marcaron en nuestra adolescencia. Compartiremos algunos, otros no, pero su presencia es normal en nuestras vidas.
Por cliché que sea, en mi caso mis primeras compañeras que recuerdo con cariño son las cuatro hermanas March.
Recuerdo tener 14 años cuando mi mamá me regaló ese libro. Creo que en otras ocasiones lo he detallado, pero es de esos ejemplares que se quedaron grabados en mi memoria. Tapa dura, roja con textura corrugada, hojas delgadas casi transparentes y ese olor indescriptible que sigue aferrado a mi recuero, muchas veces más que los propios pasajes del libro.
Por cultura general, la poca que me podía llegar en ese entonces a mi pueblo donde crecí, sabía la idea en general del libro: la historia de cuatro hermanas muy diferentes entre ellas, pero cuya vida giraba en torno la una de la otra.
No había dado siquiera mi primer beso cuando llegó a mi quien sería uno de mis primeros amores (y casi rol de ser). En esas páginas conocí a Jo March, una chica poco mayor que yo al momento de leer la historia quien era adicta a los libros, intensa, libre y con un carácter que ¡Dios!. Fue encontrar a una de las pocas personas que tal vez me lograra comprender, pero por desgracia estaba hecha de letras.
Un pasaje que me marcó, y que por alguna extraña razón a penas recordé, es después de que Jo se pelea con su hermana menor Amy, y ésta sufre un accidente, Jo habla con su mamá sobre como  no podía controlar su enojo en contra su hermana y eso la frustraba, la dificultad de controlar el enojo que sentía dentro.
Su mamá le explica que ella era igual, que le costaba controlar sus emociones, pero que poco a poco uno debe hacerlo. De ahí en parte el que siempre tenga mordidos los labios y el interior de mis mejillas, un pequeño consejo que saqué de ahí.
No entraré a los demás aspectos que me encantan de este libro, aunque muchos pudieran no concordar, porque he de confesar que no lo he leído en más de cinco años, y mi memoria tiende a fallar.
Simplemente esta noche me acosó el recuerdo de mi primer amor, mi primera compañera de tantas aventuras, y la verdad uno de los personajes que más me ha influido en la vida. Ya después vinieron las Elizabeth Beneth, las Briget Jones, las Chuck, y un larguísimo etcétera. Pero al principio solo estuvo Jo. Solamente quería darle un espacio a Jo, y a la influencia que sigue teniendo 12 años después de entrar a mi vida.
¿Qué rescato de este pequeño regreso al pasado? Bueno, antes que nada el consejo de la Sra. March para controlar el carácter, a ver si ahora afianza más. El valor de seguir siendo una misma, sin importar qué. 

lunes, 6 de agosto de 2012

Así que eres un adicto al trabajo...

Desde hace un par de años estoy dada de alta en bases de datos de páginas para buscar trabajo, y por alguna extraña razón no he cancelado mi suscripción a los newsletters que envían.
Hoy en la mañana me llegó un correo de la OCC cuyo título era "¿Eres Workaholic? Descúbrelo en 11 pasos". Mi primera reacción fue "¿me saben algo o me hablan al tanteo?" pero no volví a pensar en eso hasta hace unos momentos que estaba revisando mi e-mail otra vez.
Por curiosidad me puse a leer el correo, y si bien al principio me moría de la risa, al final no pude más que aceptar que tengo un pequeño problema.
En la página de la OCC hacen referencia a como la adicción al trabajo es como cualquier otra dependencia a sustancias como el alcohol o el tabaco, pues no dejamos que nuestro organismo descanse, además los workaholics "convierten el trabajo en una vía de escape".
Las 11 actitudes que plantea el sitio con las cuales podemos identificar si somos adictos al trabajo son las siguientes:



  • Te esmeras por hacer tu trabajo de la mejor manera, sin embargo, nunca tienes tiempo de disfrutar los resultados, ya que en cuanto terminas alguna tarea, comienzas a trabajar en la otra sin dar tiempo siquiera a la auto reflexión y gozo de la misma. 
  • Estás de vacaciones, sin embargo nunca te despegas del teléfono, sin importar que es el tiempo que puedes dedicarle a tu pareja o familia. Por algo se llaman vacaciones ¿No creen?
  • Prefieres hacer todas las tareas en vez de delegarlas, ya que consideras que nadie las hará mejor que tú, por lo que te quedas mucho más tranquila(o) sabiendo que fueron elaboradas por ti.
  • Si te dieran a escoger entre trabajar solo o en equipo, optarías por  estar solo y “aprovechar el tiempo sin distracciones”.
  • ¿Te ha pasado que aún dormido, sueñas con algún problema o situación que tienes en el trabajo? Ojo, procura distraer tu mente con actividades que eliminen el estrés ya que no es buena señal pensar en el trabajo 24/7.
  • Todas tus conversaciones tratan sobre temas laborales, sin importar con quién estés.
  • ¿Bajó la carga de trabajo y te sientes presionado por eso? Atención, no es una buena señal que en tiempos laborales “relajados” entrés en desesperación, desarrollando la necesidad de buscar más trabajo para llenar ese vacío.
  • No importa que sea fin de semana, tú aprovechas para “adelantar trabajo”, por lo que tu cuerpo ni mente descansan.
  • Aunque es bueno siempre buscar más éxito en nuestra vida profesional, nunca estás satisfecho con tus logros y resultados. A pesar de todo lo que hagas, siempre pensarás que pudiste haber hecho más… “tal vez si le hubiera dedicado más tiempo”.
  • Estas consciente que tu vida laboral y personal no se encuentra en un equilibrio, sin embargo, siempre existe alguna justificación para darle más valor al trabajo, excusándote en: “Quizá en el futuro lo cambie, pero ahora no me es posible.”
  • El simple hecho de pensar en no trabajar, jubilarte, faltar al trabajo, o incluso no asistir por alguna enfermedad ¡Te aterra! ¿Qué va a pasar si estás sumamente enfermo, en cama, pero sin ir al trabajo? ¡Trauma!

    En lo personal, cumplo con 8 de las 11 actitudes, y en particular la número 6 me define bien.
    ¿Qué hacer en estos casos? se recomienda el hacer deporte, entrar a clases de algo que nos interese o tener actividades recreativas o culturales que nos relajen, opciones que consideraré seriamente integrar a mi vida diaria.
    Si te interesa leer la información completa de la OCC sobre la adicción al trabajo visita haz click aquí.

  • domingo, 5 de agosto de 2012

    Definiendo a Christopher Nolan


    Hay amores que duran toda la vida, de esos que encuentras cuando menos las buscas y se quedan clavados en tu recuerdo. Así me pasó con Nolan.
    A los 16 años fui a Los Ángeles a visitar a un tío con mi mamá y mis hermanos. En ese entonces sólo mi hermano y yo hablabamos inglés, por lo que un día que queríamos ir al cine mi tío nos llevó y se fue con mi mamá y mi hermanita a otro lado.
    De acuerdo a lo que recuerdo, fue mi tío el que nos dijo "esta película está recibiendo buenas críticas, véanla". Era un cine pequeño, y en la taquilla estaba el poster. Sólo tenía una imagen de una fotografía tomada con una cámara polaroid y una simple palabra: Memento.
    Es imposible describir lo que pensé o sentí cuando salí de esa sala, pero sabía que estaba enganchada.
    Lo que si puedo decir es que ese sentimiento ha seguido conmigo después de 11 años, cada vez que termino de ver una película de Christopher Nolan vuelve a mi esa sensación. Hace una semana me pasó después de ver The Dark Knight Rises. Si, muchos dirán que no supera a The Dark Knight, pero es de esas ocasiones en las que simplemente una película llega en el momento en el que la necesitas.
    Ese día me hice un propósito, el cual cumplí esta noche: ver todas las películas de Nolan simplemente para recordarme por qué, en lo personal, lo considero uno de los mejores directores de esta generación.
    He de confesar que me resistí a ver Insomnia, y si, de sus películas es la menos llamativa, pero aquí hay que considerar seriamente que él no estuvo involucrado en el guión.
    Mis motivos son los siguientes.

    1. Inception
    2. Memento
    3. Sus personajes principales siempre tienen un lado oscuro que se explota a lo largo de la trama, ya sea una obsesión por seguir a la gente o encontrar el secreto de su enemigo, falta de memoria a corto plazo, una esposa suicida o unos padres muertos que lo motivan a convertirse en vigilantes.
    4. Pese a los desarrollo tecnológicos y digitales, prefiere hacer las cosas con efectos especiales "rudimentarios", usar lo menos posible los efectos digitales.
    5. No 3D (muy agradecida por eso).
    6. Sus juegos de edición que más que un efecto son herramientas narrativas.
    7. Sabe manejar a los actores, de manera que les saca su mayor potencial, incluso si lo único que se ve de ellos son los ojos.
    8. The Joker (The Dark Knight).
    9. No importa las veces que veas sus películas, siempre les encuentras algo nuevo, o no te dejan de impresionar
    10. Pese a que sus películas tienden a durar más de dos horas, no lo sientes
    11. Logró crear un Batman que uno pensaría que pudiera ser real.


    sábado, 4 de agosto de 2012

    Entre la seguridad y la información, el debate del periodista en México



    Lydia Cacho dejó México. Su salida, afirma la periodista, es temporal, mientras se logra estructurar una serie de medidas para garantizar su seguridad.
    La noticia corre por las redes sociales, y es imposible no recordar al “gober precioso”, Kamel Nacif y demás involucrados en la agresión que sufrió la reportera en 2006 a manos del mandatario poblano.
    En esa ocasión, pese a la detención y agresiones que sufrió, Cacho siguió adelante, denunciando y escribiendo, pero a seis años siguen las amenazas, cada vez más violentas y no queda otra salida que un boleto de avión y la esperanza de regresar.
    Fue un par de años después de la agresión contra Lydia Cacho que leí el libro que desencadenó todo, “Los Demonios del Edén”. Fue de esas lecturas que no puedes soltar, y en dos días terminé las páginas con una mezcla de indignación, asqueada y sumamente alterada. Lograr eso es prueba de una pluma talentosa, que ahora posiblemente seguirá escribiendo desde su refugio, pero lejos, muy lejos de aquí.
    Otro de los casos recientes de agresiones a periodistas fue el de Sanjuana Martínez, oriunda de Monterrey. Sus investigaciones suelen girar en torno a la trata de personas, violaciones de derechos humanos y temas de género.
    A principios de julio fue detenida de manera arbitraria, en medio de un fuerte operativo policíaco por un caso de justicia familiar, el cual no requería que la reportera pasara una noche en prisión.
    ¿El motivo del arresto? Supuestos problemas en el juicio por la custodia de sus hijos. ¿La realidad detrás de esto? Días antes, Martínez había denunciado arbitrariedades y abusos de poder de la juez Luz María Guerrero Delgado de Lejía, quien además era la responsable de llevar el juicio de Martínez contra su ex marido.
    Ambos casos han llegado a las páginas principales de los medios, mayormente los electrónicos, en gran parte porque ambas son reconocidas a nivel nacional. Pero ¿qué pasa con los reporteros de a pie que son amenazados, secuestrados, desaparecidos o asesinados todos los días?
    Los hechos suelen se consignados, y los medios de las localidades donde se dieron los hechos suelen dar cobertura más amplia, pero a nivel nacional, el tema tiende a desaparecer. ¿Por qué? Simplemente por el hecho de que en el ambiente de violencia que se vive en el país es “normal” los asesinados y agresiones.
    Pero, y esto hay que resaltarlo, estos ejemplos que comparto tienen algo que llama la atención: no son agresiones por narcotráfico, sino por denunciar los nexos de las autoridades y funcionarios con hechos delictivos.
    En la última década han sido asesinados 83 reporteros, ya sean escritos o gráficos, 14 han desaparecido, además en el norte del país son recurrentes las bombas en las puertas de las instalaciones de los medios de información.
    De acuerdo a cifras de la asociación Artículo 19, el 53 por ciento de las agresiones que viven los periodistas en México son por parte de funcionarios públicos, y solo el 13 por ciento son cometidas por miembros de bandas delictivas.
    Considerando esto, me pongo a reflexionar acerca del papel del periodista. Mucho se dice acerca de como la sociedad depende de los reporteros para informarse, que es por medio de lo que escribimos o leemos en nuestros medios que la población se entera de lo que sucede.
    Entonces, ¿dónde está nuestro compromiso con esa responsabilidad? En el día a día veo las dos vertientes de periodistas. Los que van a los eventos, multiplican notas de una entrevista, se quedan con la declaración y nunca salen de sus redacciones. Esos tienen la vida segura, pues al irse con la información oficial, pocas veces alterarán a algún personaje.
    Están los otros, los que investigan, hacen contactos, hablan con la gente, corroboran, hacen preguntas incisivas en las entrevistas al grado de ser vetados por determinados integrantes de los gabinetes de gobierno. Estos son los que podrían estar en riesgo en algún momento, pero todo con el objetivo de obtener la información, y poder entregar productos de calidad a la población. Estos son los que menos ganan, pero los que más disfrutan su profesión.
    En lo personal, aún me considero en pañales, y estoy en un pequeño limbo entre ambas clasificaciones, pero mi rumbo es hacia los salarios bajos y malas horas, pero con la certeza de que lo que escribo le puede servir a alguien en algún momento.
    Los reportes de agresiones en contra de los compañeros periodistas en el resto del país, más allá de amedrentar o incluso inhibir y dar miedo a los demás profesionales de la información, siento que lo que deben hacer es motivarnos y recordarnos la importancia de lo que hacemos, ayudarnos a mantener presente por qué entramos a esto, y si a pesar de todo nos da miedo y queremos salirnos, implica que escogimos la carrera por las razones equivocadas.
    Un doctor se compromete a trabajar por la salud de las personas, el reportero hace lo mismo, su compromiso es con la información, ponerla en manos de la población, con la esperanza de que esta sirva de algo, un intento de primeros auxilios para curar las heridas de nuestra joven democracia.

    miércoles, 1 de agosto de 2012

    En busca del balance entre las emociones y la salud

    Hace unas semanas me enfermé del estomago, cuando le comentaba a la gente los síntomas que tenía todos respondían lo mismo “ya ves, es el estrés, tienes que relajarte”.
    Esto me puso a pensar mucho en cómo el estado anímico afecta en la salud, cómo lo que pensamos puede bajar nuestras defensas, o cómo el ritmo de vida nos puede causar males más allá de corajes momentáneos.
    De acuerdo con investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York sí hay una relación estrecha entre los sentimientos y el funcionamiento del cuerpo, esto pues ambos son controlados por el cerebro.
    Las emociones se generan en la parte del cerebro que produce las hormonas que controlan el funcionamiento del organismo, por lo tanto cualquier alteración en ambas zonas neuronales afecta en la otra.
    Por eso cuando uno está enfermo se deprime, o cuando uno se estresa tiene afectaciones en los músculos o estomago.
    Buscando información sobre el tema, encontré que hay una serie de señales que nos da nuestro cuerpo cuando nuestra “salud emocional” está fuera de balance, estos son: dolores de cabeza, espalda, pecho o en general en diferentes partes del cuerpo, presión alta, problemas para dormir, mareos, palpitaciones, problemas sexuales, problemas para respirar, sudoración, tensión en el cuello, molestias en el estomago, cambios en el apetito, estreñimiento o diarrea, boca seca, cansancio extremo y cambios bruscos de peso.

    Cuando vi la lista mi primer pensamiento fue “ja, esos son la lista de los males de los reporteros”, lo cual me dio un poco de perspectiva acerca de lo “sano” del estilo de vida que llevo.
    Sé que hay que cambiar ciertas cosas, pero con el ritmo de trabajo a veces es complicado. Sin embargo, algunos sitios dan consejos que, posiblemente, sean más adaptables a los tiempos de la vida del reportero:
    - Comer bien. Ok, sé que esto se complica, pero es cuestión de dejar las papás fritas y refrescos, y de vez en cuando comer un plato de fruta, ensalada o darse una hora para ir a una fonda y comer como la gente decente (y de preferencia a buena hora).
    - Dormir lo suficiente, lo cual implica dormirse temprano.
    - “Si te caes, levántate”, o sea, no dejes que te agobien los errores, sigue adelante y enfrenta las dificultades con calma.
    - Divertirse, jugar, socializar, relajarse y hacer ejercicio, estas son cuestiones básicas para mantener sanos tanto el cuerpo como la mente.
    - Expresa tus sentimientos de formas adecuadas. Cuando uno acumula cosas que no dice, tiende a explotar causando problemas con las personas que nos rodean, por eso es necesario decir lo que pensamos o sentimos.
    - No te enfoques en el estrés, los problemas y las cosas tristes, procura siempre buscar el lado positivo de las cosas.

    sábado, 28 de julio de 2012

    Libros, libros y más libros


    Lo he dicho en más de una ocasión, soy una adicta a los libros, por eso sostengo que es extremadamente peligroso que viva a unos pasos de una librería. Cuando paso por ahí cierro los ojos para no correr dentro a comprarme un buen par de nuevos amigos... perdón, libros.
    Este es un problema que, creo, tenemos tanto mi hermano y yo, por eso mis papás dudaban en darnos dinero para “ropa” cuando estábamos en la universidad, porque sabían que la próxima vez que nos visitaran nos verían con los mismos trapos pero un par de nuevos volúmenes saturando nuestros libreros.
    Soy de las mujeres que siempre trae bolsa grande, y no porque traiga cremas, maquillaje, peine para el cabello, moose, cepillo de dientes y mil maravillas dentro, sino que el tamaño de mi bolsa es directamente proporcional al tamaño del libro que me acompañe en esos días. No me importa que no tenga tiempo en el día para leerlo, siempre lo traigo conmigo por si acaso.
    Mi afición por la lectura comenzó cuando estaba pequeña, tal vez a los ocho o nueve años. Mi papá tenia que viajar mucho a Villahermosa por cosas del trabajo, y cada vez que regresaba a la casa le traía a mi hermano un libro de la serie Escalofríos y a mi los libros de las tiras cómicas de Garfield. Recuerdo leer y releer esos pequeños libros, y dormir con ellos bajo la almohada.
    Más adelante, mi mamá me regaló una edición de Mujercitas que hasta la fecha me fascina. Tapa dura roja, hojas delgadas y un olor que siempre significara casa para mi.
    De ahí comenzaron a apilarse y apilarse libros de todo tipo, en español, en inglés, novelas, poesía, ensayos, periodismo, una novela gráfica por ahí, recopilaciones de cartas, etc. En mis eternas mudanzas siempre ha sido un problema empacar la colección, pues el peso es tal que es imposible moverlos.
    Hoy la mayoría están en casa de mis papás en Tabasco, pero mantengo conmigo aquellos que tienen cierto valor sentimental o informativo para mi, y con el paso de los meses de pronto les agrego un par de hermanitos.
    Bueno, ¿a qué se debe todo este rollo? Resulta que ayer me tocó ir a una rueda de prensa de gobierno del estado, la cual en sí no me pidieron que cubriera, sino que intentara entrevistar a una persona que simplemente no se dejó. El evento no debía pelarlo, pero esto me causó conflicto, ¿por qué dirán ustedes? Entre los temas que se dijeron, anunciaron una colecta de libros para repartirse en escuelas, centros de readaptación social, hospitales y demás. La campaña arrancará este domingo 29 de julio, y habrá centros de acopio en universidades, plazas comerciales y edificios del gobierno poblano.
    No soy oficialista, procuro siempre mantener una postura crítica con respecto a los temas del gobierno, pero debido a mi adicción, el tema me pareció noble, interesante y digno de difusión. Por un segundo hasta consideré donar uno de mis pequeños, pero no puedo separarme de ellos.
    En lo personal, considero que este tipo de esfuerzos son importantes, debido a lo triste del nivel de lectura en el país. De acuerdo con datos de Conaculta, el mexicano promedio lee por diversión un libro al año.
    Además, alrededor del 28 por ciento de la población del país dice haber leído al menos un libro en el último año, siendo el DF, Aguascalientes, el Estado de México, Querétaro y Hidalgo donde la proporción de gente que lee es mayor.
    El estado que menos lee es Tabasco, donde solamente el 18 por ciento de la población dijo haber leído al menos un libro en el año.
    Sé que la situación en el país es difícil, no todos tienen la oportunidad de comprarse un libro de vez en cuando, lo sé, a mi me pasa. Por eso es que digo que es noble el esfuerzo de esta donación de libros, poner ejemplares llamativos en las bibliotecas de las escuelas públicas, para que los niños se acerquen y escapen un par de horas de la realidad que lo aqueja en sus casas sumergiéndose en mundos de fantasía. O que en las salas de espera pongan literatura en vez de revistas de espectáculos o telenovelas en las pantallas.
    De mi parte, seguiré haciendo lo que me corresponde. Leer más libros para incrementar las estadísticas, analizar qué puedo donar a la campaña, y cuando nazcan mis sobrinos (porque sé que esos saldrán primero que hijos míos) leerles cada que pueda, regalarles cuentos, historias y demás, con la esperanza que poco a poco se vaya contagiando esta adicción de la cual espero nunca rehabilitarme.


    jueves, 26 de julio de 2012

    Esos juegos de la mente


    ¿Alguna vez se te han mezclado los recuerdos? No sé cuándo comencé con esa tendencia, tal vez la he tenido siempre, pero la primera vez que lo recuerdo bien iba en un camión en Villahermosa. Tenía poco de haber regresado a vivir allá, después de mi aventura post universidad en Los Ángeles, donde viví un par de meses. Iba creo que al cine o algo. El camión en que viajaba cruzaba una de las avenidas principales de la ciudad, cuando de pronto mi mente dio un salto radical, y por un momento pensé que estaba otra vez en California, camino hacia mi centro comercial favorito a una tarde de películas, café y libros. Obviamente las calles no tenían nada de parecido, pero el sentimiento fue ese, y por un breve instante los dos lugares eran idénticos, pero solo por un segundo, después las diferencias, el tiempo y la realidad volvieron a hacerse palpables.
    Es normal que siempre haya detalles que nos lleven al pasado. Una canción nos recuerda una escena determinada de nuestra vida, un olor nos hace sentir cercana a una persona lejana, el sabor de algún dulce o comida nos hace rememorar a nuestras abuelas, madres o simplemente la infancia.
    Pero ¿qué pasa cuando los recuerdos vienen de la nada? ¿Cuando el ayer y el hoy se vuelven una amalgama extraña y por un par de segundos perdemos la percepción de dónde estamos?
    La escena que describí no es la única, ya estando en Puebla en muchas ocasiones la ciudad se me ha mezclado tanto con Villahermosa como con Los Ángeles. Hace unos días iba en un taxi sobre la 31 Poniente y por un momento pensé que iba sobre la Avenida Gregorio Méndez a ver a un amigo en Tabasco.
    Lo peor es cuando no solo se nos mezclan los lugares, sino los recuerdos. Cuando esa noche que te prometiste que nunca olvidarías sigue viva en tu memoria, pero hay momentos en que no recuerdas si la viviste con tu actual pareja, o la anterior, o la anterior.
    La revoltura de sentimientos y personas que los provocaron normalmente me dan en las depresiones, cuando termina alguna relación o seudo relación (de esas que se me dan mucho), en ese momento de recuento de los daños regresan peleas, lágrimas y dolores del pasado, se mezclan con las nuevas y debo pasar un buen rato clasificando a quién le corresponde cada cosa simplemente para no volverme loca.
    Cuando se nos mezcla el pasado, el presente y cosas que nunca pasaron, ¿qué nos quiere decir nuestra mente? ¿qué juego enfermo es ese, esa sopa de letras con fotografías de nuestra vida que debemos ordenar?
    Tal vez es de esas cosas que le dan sabor a la vida, y tal vez no es tan común que ese tipo de mezclas se nos den, pero sé que me esperan muchas noches en las que sentiré el foco de la luminaria que da directo a mi ventana de Villahermosa, o mañanas en las que me levantaré con la idea de que tengo que pasear a las gordas, como le diría mi tío a sus perritas, y luego ese sentimiento se esfumara con la promesa de regresar más tarde.

    sábado, 21 de julio de 2012

    ¿Cuánto cuesta la personalidad?

    De acuerdo con la Real Academia Española, la personalidad es:
    1. Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra
    2. Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas.

    En sí, todos tenemos personalidad, algunos somos neuróticos y explosivos (digo "somos" refieriéndome en particular de mis hermanos y yo), otros son alegres y positivos, unos más son sociables y amables. Pero todos tenemos esas cualidades que nos hacen ser nosotros.
    Sin embargo, hay quienes dicen que pueden enseñar "personalidad."
    Hace unos días, iba en un camión en la ciudad de Puebla cuando vi el anuncio en edificio; tenía la leyenda "Curso de Personalidad" y junto una foto en la que se pueden apreciar a siete chicas adolescentes, todas muy guapas, con lentes de sol y poses coquetas.
    La imagen me acosó un par de días, hasta que no aguante y decidí entrar al lugar, con un nombre falso, a pedir informes.
    Este lugar, del cual omitiré su nombre pero que esta ubicado en el Bulevard 5 de Mayo, es un centro que da cursos a empresarios sobre liderazgo y programación neurolingüística.
    En el primer encuentro la chica que me atendió me vendió el curso asegurandome que se trataban aspectos de motivación y neurolingüística, pero a los pocos días me reenvió el temario completo del curso en cuestión y entendí que no me dijo todo completo porque mi personalidad escéptica no es algo que pueda ocultar bajo el seudonimo que apliqué ese día.
    Algunos de las clases que se imparten en este curso son: Desarrollo del Carisma y Autoestima, Autoimagen y Autovaloración, Reglas del Buen Vestir, Pasarela y Modelaje, Crea Tu Propio Estilo, Cortesía y Modales en Lugares Públicos, Urbanidad En La Mesa y la Influencia del Color.
    Este curso, el cual esta siendo impartido de manera intensiva para niñas de preparatoria durante este verano, tiene un costo de alrededor de tres mil pesos. Ese es el precio que tiene el que te enseñen a tener personalidad.
    El tema me causa un poco de conflicto porque cuando cumplí 15 años mi madre intentó inscribirme en un curso de "Buenos Modales y Modelaje" para que fuera una niña de bien, pero claro, los que me conocen en persona se darán cuenta que me libré en su momento.
    Pero lo que más me ha consternado en torno al tema es el uso de las palabras para manipular no solo a las niñas que acuden al curso sino a sus padres quienes son a final de cuentas quienes están pagando.
    No puedes enseñar a tener personalidad, eso es algo que uno se construye en el día a día, con las experiencias buenas y malas, con lo que uno lee, vive, platica, escucha, todo eso forma la personalidad.
    Lo que estas clases buscan enseñar es la creación de una imagen corporal en las alumnas, lo cual no está mal, es algo loable, pero hay que diferenciar una de la otra, pues vivimos en una sociedad tan enfocada en lo exterior y no en el desarrollo interno de la persona, que si le dices a una niña que su personalidad es cómo se viste, se lo va a creer, cuando su personalidad es lo que la hace ser ella, no cómo se ve.

    miércoles, 18 de julio de 2012

    El complejo de Edipo del héroe arácnido



    Mi relación con Spiderman oscila entre el odio y el amor. Por un lado se me hace un superhéroe muy interesante, uno de los pocos que muestra un lado más humano y que atrae a los jóvenes por el asunto de la edad, además, bueno, es fotógrafo y siempre y una historia donde hay alguien relacionado con la prensa me engacha.
    Sin embargo, me frustra este personaje arácnido. He de confesar que he leído pocos comics solamente de él, pero soy fan de una saga de Marvel que solamente puede definirse como ÉPICA: Civil War. En esta participaron absolutamente todos los comics y superhéroes de la firma Marvel, cada uno seguiendo determinadas líneas de sus historias propias, pero todos se relacionaban por el tema de un registro que implementa el gobierno de Estados Unidos para que todos los héroes encapuchados y mutantes hagan públicas sus identidades secretas.
    Esto genera una división en el mundo de los héroes, por un lado los que están a favor, encabezados por nadie más que Tony Stark, y quienes se pasan al lado rebelde y buscan mantener su identidad y poder seguir haciendo su trabajo como lo han hecho hasta el momento, liderados por Capitán América.
    El tema aquí no es hablar acerca de esta división entre los dos cabezas de The Avengers, la cual es una de las cosas más maravillosas y tristes que he leído en comics, sino del papel que juega Spiderman en esta historia.
    Empiezan las divisiones, y qué hace el chico bicho, se va del lado de su nueva figura paterna, Iron Man, dándole la espalda al resto del equipo de superhéroes, a quien ahora él ayuda a cazar.
    Comprendo que el chavo tenga sus frustraciones emocionales, padres y tío muertos, y que necesite refugiarse en el primer paquete de testosterona que le hable bonito y le diga “hijo”, pero dejar por eso al equipo con el que has tenido miles de batallas, simplemente no me entra en la cabeza.
    Sí, ya entrada la historia el hombre vuelve al camino correcto y se une a la insurrección, pero son muchos tomos en los que no, y ahí anda de perro de Tony Stark, que igual lo amo, pero en Civil War amo odiarlo.
    Todo este contexto es sólo para presentar mi percepción de The Amazing Spiderman. Este reboot de la saga de películas que se han sacado sobre el Hombre Araña nos presenta una faceta diferente, no la de los padres muertos, sino los que se exilian para evitar poner en riesgo a su hijo, un Peter Parker más de preparatoria, juvenil y jovial, dejamos de lado a Mary Jane para conocer a Gwen Stacy, etcétera.
    Pese a los cambios, la película sigue exactamente lo mismo: Peter Parker buscando un reemplazo de padre. Primero su tío Ben, que para todos los que conocen la historia saben cómo acaba eso. Luego el doctor Connors, quien acaba transformándose en su enemigo. Por un momento se busca refugiar hasta en el padre de su propia novia, Gwen.
    Una vez más digo, comprendo que seas huerfano, ¡pero toma el ejemplo de Batman! Él no anda refugiándose en las faldas de The Joker solo porque necesita quien le enseñe ser hombre.
    La película en sí es entretenida, tiene momentos chistosos, si mantiene la atención de la audiencia, tiene buenos efectos. En sí, una buena película de superhéroes, lo admito y se lo otorgo. No la mejor, pero muy disfrutable.
    Por último, y no puedo dejar de mencionar esto, tiene uno de esos clichés del cine comercial estadounidense, que simplemente me crispan. En un momento en el que Spiderman está casi desahuciado, unos constructores deciden abrirle camino, todos muy unidos y muy the american way, ¿y cómo lo resaltan? Con una toma muy breve, pero muy clara de los señores caminando con la bandera de estadounidense a sus espaldas.
    Fuera de esa toma de un segundo, la película es buena, ah, y tiene uno de los mejores cameos de Stan Lee que he visto en mucho tiempo.


    lunes, 16 de julio de 2012

    Confesión de una yunkie de transparencia

    Tengo una confesión que hacer: soy una adicta a la transparencia. En mis ratos de ocio tiendo a meterme a la página de transparencia del ayuntamiento de Puebla (fuente que cubro para el medio que trabajo), o simplemente me sumerjo en el maravilloso sistema Infomex del gobierno estatal para leer respuestas a solicitudes públicas, solamente para conocer y darme idea de sacar temas.
    Si bien todos los portales tienen sus deficiencias, es interesante echarles un ojo y de pronto encontrar  una que otra rareza que pueden servir para desarrollar temas más a profundidad, y si, sé que este comentario me hace sonar extremadamente ñoña, pero no me importa.
    Pero claro, como toda relación, mi amor con Infomex no empezó muy bien que digamos. Tenía a penas 15 días trabajando en medios poblanos cuando mi entonces jefa me pidió que pidiera una información por medio de transparencia al Colegio de Bachilleres de Puebla. Era el miércoles antes de semana santa de 2011 cuando abrí mi cuenta, escribí mis preguntas, dí aceptar, y comenzó el suplicio.
    Después de ahí fueron meses de meter recursos de revisión, volver a formular las preguntas para poder darle la vuelta a los candados de la institución, visitas al IFAI para pedir ayuda, para que al final de cuentas, a principios de 2012 recibiera un correo en donde se me notificaba que no me podían dar la información de ninguna manera.
    Ya para esas alturas esa primera solicitud había quedado casi olvidada, y seguí haciendo la lucha como quien pelea por una relación que sabes en realidad es insalvable. Ya había metido otras tantas solicitudes tanto al gobierno del estado como al municipio, y es un vicio que simplemente ya no puedo evitar.
    Sin embargo, mis malas experiencias me han permitido crear un par de tips para aquellos que recién empiezan a hacer uso de estos sistemas, o simplemente quienes lo hacemos con frecuencia pero se nos olvidan ciertas cosas:
    1) Nunca, nunca, nunca pidas algo que pueda sonar a información personal, eso siempre lo podrán usar en tu contra y después de una larga espera de entre dos y cuatro semanas te pueden rechazar todo. En ocasiones sirve que pongas NO PIDO INFORMACIÓN PERSONAL, pero en otras lo pueden ignorar por completo, es un riesgo que hay que tomar.
    2) Revisa siempre tus preguntas antes de mandarlas, una mala sintaxis puede hacer que la información que pides no sea la correcta. Ejemplo, hace unas semanas pedí información sobre una licitación que lanzó el ayuntamiento, pregunté la empresa ganadora, los servicios contratados, pero en vez de poner "¿Por cuánto dinero se contrató a la empresa?" o "El contrato que se le dio a la empresa, ¿a cuánto asciende?" o cualquier otra variación de la pregunta, puse "¿Cuánto se invirtió en este proceso?"; obviamente la respuesta fue "nada".
    3) Estar pendiente de las fechas. Cuando una solicitud de información es negada, y consideras que no tiene razón, puedes meter un recurso de revisión, pero para este solo tienes un par de días luego de que recibes la respuesta, después de ese plazo no hay forma de exigir respuesta y tienes que volver a iniciar el proceso.
    Después de todo este debraye, la pregunta puede ser "¿por qué me gustan tanto los portales de transparencia?", uno puede pensar que los gobiernos solo publicarán lo que les conviene en sus portales, y las solicitudes tardan mucho. Pero en lo personal, lo veo como una herramienta periodística fundamental, y es el mismo ímpetu de reportero que te ayuda a encontrar una nota en todas esas bases de datos.
    Sé que la transparencia no es solo para reporteros, es en sí para la ciudadanía en general, pero no puedo separar una de la otra, soy reportera, ciudadana y adicta a la transparencia, no hay una sin la otra, así que no puedo verlo de otra manera.

    domingo, 8 de julio de 2012

    La perra de Plavov

    Nota: el siguiente es un pequeño debraye de ficción


    Condicionamiento. Lo queramos o no, pero nuestro subconsciente nos domina, y el condicionamiento es cosa de todos los días.
    Recuerdo perfectamente cómo inició mi problema. Después de un año con mi ex, un día tuvimos que terminar, porque simplemente nos dimos cuenta que queríamos cosas diferentes.
    Para despedirnos tuvimos una noche especial, compramos cosas para cocinar, música y una dosis intensa de sexo. El único detalle es que con cada beso y caricia que nos dábamos, yo sabía que el final se acercaba, y en vez de sentir el placer de siempre me entró un sentimiento diferente, que ahora es común para mí, aunque todavía no defino qué es.
    Acabamos sudados y abrazados, y mientras él jugaba con mi cabello yo aguantaba las lágrimas, no podía echar a perder nuestra última vez juntos.
    Por un tiempo logré sacarlo de mi vida, hasta que un día me encontré en la calle a una conocida de los dos, y me dio la noticia: él, mi hombre, estaba viviendo con otra, una mujer que conoció dos semanas después de nuestro último encuentro.
    Al principio no supe cómo reaccionar, el resto del día en el trabajo estuve en un estado de shock, no podía comprender qué había pasado.
    Por la noche, estando sola en mi cama con la luz apagada comencé a llorar. Por mi mente pasaron todos los momentos que pasé a su lado, y de pronto apareció él, tal y como en nuestro último encuentro, lamiéndome, mordiéndome, estrechándome en sus brazos mientras me penetraba.
    Sin darme cuenta, mi mano ya estaba en mi vagina, y entre los gemidos de mi llanto se mezclaron los que me generaba el recuerdo de ese último momento de placer que tuve a su lado. Al llegar al climax regresó ese sentimiento extraño, esa mezcla de felicidad, depresión, satisfacción y soledad.
    Ahí comenzó el declive. Ese día me di cuenta que la única forma para poder dejar de llorar por él era masturbarme, o de preferencia tener relaciones con alguien más. En sí, para calmar las lagrimas, necesitaba un orgasmo.
    Sí, al principio lo hacía para olvidarme de él, pero con el tiempo se volvió una necesidad física. Cada vez que me sentía deprimida o triste por cualquier cosa, ya fuera algún problema en el trabajo, un libro, alguna tragedia familiar, tenía que buscar a alguien que me diera placer, o buscar un lugar donde yo misma pudiera hacerme cargo del asunto.
    Pero claro, esto también funciona a la inversa. Una vez que me olvidé al fin de aquel intenté iniciar alguna relación seria, y las pocas veces que me he arriesgado con alguien, cuando al fin nos vamos a la cama termino llorando, pero no de placer, eso creo que les gustaría más. Después del orgasmo comienzo a llorar inconsolable, sin saber por qué. Simplemente el placer y la tristeza se han vuelto un solo sentimiento para mi.
    Después de muchos meses ya había perdido la esperanza, pensé que no tenía cura y que así ningún otro hombre me iba a querer. Esto obviamente me causó un estado de depresión gravísimo, con su consecuente libido al máximo.
    Fue en este estado que lo conocí. No puedo describir qué es lo que me hace, pero no sólo ha sabido sobrellevar mi condicionamiento, sino que lo aprovecha al máximo, para beneficio de los dos.
    ¿Recuerdas cómo cuando eras pequeño y llorabas tu mamá te decía “sigue y te voy a dar algo para que llores de verdad”? Digamos, en resumen, que esa es la postura que él toma conmigo, y la verdad, nunca había estado tan deprimida como ahora. Y lo amo.