jueves, 10 de julio de 2014

Zapping: True detective


¿Alguna vez has visto una película tan buena que no has querido que acabe, que después de dos horas y media cuando empiezan los créditos te ves a ti mismo gritando contra la pantalla, con una ansiedad de adicto pidiendo por un toque más?
Ese es el sentimiento que te deja la última escena de True Detective, una producción que más allá de considerarse “serie de televisión” puede verse como una gran película que dura ocho horas, y que los productores decidieron dividirla por partes, para evitar sobresaturar a las personas. Así lo veo, y así la amé.
Hace unos meses escuché una reseña que decía que esta serie sería como el Citizen Kane de la televisión, en lo personal no sé si llegue a tanto, es excelente, es una obra de arte, es un platillo de sabores extraños que después de cuatro días de haberla terminado sigo saboreando, pero llegar a ser ese icono, habrá que ver con el tiempo.
Lo que sí puedo decir, es que con cada capítulo no podía dejar de pensar que este es el Seven de esta generación; una historia de asesinatos un tanto grotescos, con un trasfondo religioso, con vueltas y vueltas, que van sacando a la luz los indicios de los responsables, todo salpicado con reflexiones filosóficas, además de una fotografía con tintes melancólicos que terminan por afinar la perfección.
La historia se centra en la historia de los detectives Rust Cohle y Marty Hart, que investigan a un asesino serial en el estado de Lousiana; sin querer revelar mucho de los detalles de la serie, sólo puedo decir que en el primer capítulo toma un poco de tiempo adaptarse en los brincos del tiempo, porque la historia mezcla varios flashbacks a lo largo de 17 años que toma la investigación.
Si de por si soy una obsesiva de las historias de detectives, el cast fue ya un plus que acabó de hacer que me enamorara. Matthew McConaughey y Woody Harrelson presentan unas de las mejores actuaciones de su de por si excelente carrera, lo cual acaba de ser reconocido con las nominaciones al Emmy que recibieron ambos por sus papeles en esta serie –no me pidan elegir por favor-.
Para efectos de escribir estas líneas, decidí echarme un clavado y ver quiénes son las mentes detrás de esta producción, y algo que era de esperarse y que a la vez sorprende es que son nombres relativamente nuevos en el mundo hollywoodense, lo cual explica la frescura y detalle de la historia.
Nic Pizzolatto, escritor de la serie sólo había participado en la serie The Killing, en donde sólo colaboró en dos episodios para después dar a luz a este embrollo de sangre, reflexiones existenciales y bromance.
En cambio, el director de la serie, Cary Fukunaga, ha participado en algunas cintas que le han generado reconocimiento en ciertas esferas, como fue el caso de la película Sin Nombre de 2009, en la cual narra la historia de migrantes hondureños en su trayecto por México rumbo a Estados Unidos.

Con ocho capítulos True Detective cuenta una de esas historias que valen la pena analizar y revisitar, sin embargo, dado que en este espacio de 480 minutos se resuelve este primer caso, la segunda temporada, que empezará a filmarse en los próximos meses, presentará un caso completamente nuevo, con un nuevo equipo de detectives salidos de la mente retorcida de Pizzolatto. No puedo esperar.

viernes, 2 de mayo de 2014

Reflexiones periodísticas: los Súper-periodistas





Hace unos días llegó un señor al periódico donde trabajo para denunciar varios hechos de acoso por parte de policías en su contra. El hombre en sí se me hizo un tanto curioso, inteligente pero al grado de parecer un tanto cucú. Lo que fue una denuncia se convirtió en una charla, en la cual me contó todo lo que le ha pasado a lo largo de varios años, y yo intenté darle consejos sobre qué medidas tomar.
Ya casi al final, el señor me hizo una reflexión que sin saberlo se pegó en mi lado geek: "¿usted sabe lo importante que es su trabajo como periodista? ¿No? Piénselo así, Superman, ¿qué es? Spiderman ¿qué es? Los dos son reporteros, porque su papel tanto en el trabajo como superhéroes es ayudar a la gente".
Después de un par de semanas y pensarlo mucho, tiene mucho sentido. Los superhéroes lo que buscan es ayudar a la gente, acabar con las injusticias, hacer del mundo un mejor lugar; tienen los recursos físicos -sus superpoderes-, intelectuales -su capacidad de investigar- para dar con los malos y luchar contra ellos.
Aunque suene idealista ese es el trabajo del reportero, su objetivo es poner el dedo en la llaga, abrir una ventana para que la gente pueda ver a los ricos y poderosos y así cerrar las posibilidades de que se haga mal. El periodista por medio de sus superpoderes que en algunos casos es la empatía para hacer que la gente se abra y te cuente sus problemas, su facilidad para buscar en documentos y en internet información, o hasta esa destreza física para escabullirse y poder entrevistar al funcionario que en fechas recientes la cagó.
Pero claro, como diría el buen Tío Ben Parker "con un poder viene una grande responsabilidad". Hay quienes de desvían del camino del bien, el poder que saben que tienen los corrompe y se convierten en los ayudantes de los villanos o incluso en los propios árchienemigos de la prensa libre y de la sociedad.
En mi opinión un periodista debe tomar un poco de cada uno de los grandes personajes de los cómics: la inteligencia y audacia mental de Batman para poder investigar los temas; el lado humano y sensible de Spiderman; la fuerza de Superman para poder luchar contra lo que se venga; un poco de piel dura de Wolverine para soportar los tragos amargos de la realidad; el lazo de la verdad de la Mujer Maravilla. Ya si pudiéramos respirar bajo el agua como Aquaman ya estaría muy cabron.
De mi parte, no se ve como una posibilidad quitarme la capa y cambiar de profesión. Siempre estaré del lado de la Liga de la Justicia, una joven en vías de preparación en la escuela del profesor Xavier, buscando la forma de controlar sus poderes y ayudar en lo que se pueda.







viernes, 18 de abril de 2014

Los retos de la nueva etapa

Cada vez parece que los momentos que dedico para escribir en este espacio son más esporádicos, pero las últimas semanas -casi meses- han estado llenas de cambios y mi cabeza no se había podido sentar a reflexionarlos.
Tuvo que ser esta mañana que el universo y la tierra me dieron una sacudida de 7.5 grados en la escala de Ritcher que dije "momento, esto esta pasando".
Desde el inicio de este 2014 las cosas han sido diferentes y si no diferentes han traído cosas buenas. 
Con pasos lentos y muy inseguros me voy adentrando a esto que dicen es la madurez, aunque claro el proceso nunca es fácil y nunca es indoloro.
Fue hasta esta mañana que al salir de la casa por el temblor, vi la puerta de mi casa, mi primer rincón propio, vi que en mis manos traía las llaves de mi carro, y me di cuenta que a pesar de las dificultades las cosas van bien.
Hay complicaciones, si, hay vecinos jijoeputas que no entienden la idea de convivencia y hacen todo para joderte la vida -entiéndase no respetar tu lugar de estacionamiento-, pero son las cosas que tenemos que enfrentar.
Así que, a agarrarse los ovarios, darle un sorbo al café y enfrentar las nuevas aventuras que trae esta nueva etapa.