Mi relación con Spiderman oscila entre el odio y el amor. Por un lado se me hace un superhéroe muy interesante, uno de los pocos que muestra un lado más humano y que atrae a los jóvenes por el asunto de la edad, además, bueno, es fotógrafo y siempre y una historia donde hay alguien relacionado con la prensa me engacha.
Sin embargo, me frustra este personaje
arácnido. He de confesar que he leído pocos comics solamente de él,
pero soy fan de una saga de Marvel que solamente puede definirse como
ÉPICA: Civil War. En esta participaron absolutamente todos los
comics y superhéroes de la firma Marvel, cada uno seguiendo
determinadas líneas de sus historias propias, pero todos se
relacionaban por el tema de un registro que implementa el gobierno de
Estados Unidos para que todos los héroes encapuchados y mutantes
hagan públicas sus identidades secretas.
Esto genera una división en el mundo
de los héroes, por un lado los que están a favor, encabezados por
nadie más que Tony Stark, y quienes se pasan al lado rebelde y
buscan mantener su identidad y poder seguir haciendo su trabajo como
lo han hecho hasta el momento, liderados por Capitán América.
El tema aquí no es hablar acerca de
esta división entre los dos cabezas de The Avengers, la cual es una
de las cosas más maravillosas y tristes que he leído en comics,
sino del papel que juega Spiderman en esta historia.
Empiezan las divisiones, y qué hace el
chico bicho, se va del lado de su nueva figura paterna, Iron Man,
dándole la espalda al resto del equipo de superhéroes, a quien
ahora él ayuda a cazar.
Comprendo que el chavo tenga sus
frustraciones emocionales, padres y tío muertos, y que necesite
refugiarse en el primer paquete de testosterona que le hable bonito y
le diga “hijo”, pero dejar por eso al equipo con el que has
tenido miles de batallas, simplemente no me entra en la cabeza.
Sí, ya entrada la historia el hombre
vuelve al camino correcto y se une a la insurrección, pero son
muchos tomos en los que no, y ahí anda de perro de Tony Stark, que
igual lo amo, pero en Civil War amo odiarlo.
Todo este contexto es sólo para
presentar mi percepción de The Amazing Spiderman. Este reboot de la
saga de películas que se han sacado sobre el Hombre Araña nos
presenta una faceta diferente, no la de los padres muertos, sino los
que se exilian para evitar poner en riesgo a su hijo, un Peter Parker
más de preparatoria, juvenil y jovial, dejamos de lado a Mary Jane
para conocer a Gwen Stacy, etcétera.
Pese a los cambios, la película sigue
exactamente lo mismo: Peter Parker buscando un reemplazo de padre.
Primero su tío Ben, que para todos los que conocen la historia saben
cómo acaba eso. Luego el doctor Connors, quien acaba transformándose
en su enemigo. Por un momento se busca refugiar hasta en el padre de
su propia novia, Gwen.
Una vez más digo, comprendo que seas
huerfano, ¡pero toma el ejemplo de Batman! Él no anda refugiándose
en las faldas de The Joker solo porque necesita quien le enseñe ser
hombre.
La película en sí es entretenida,
tiene momentos chistosos, si mantiene la atención de la audiencia,
tiene buenos efectos. En sí, una buena película de superhéroes, lo
admito y se lo otorgo. No la mejor, pero muy disfrutable.
Por último, y no puedo dejar de
mencionar esto, tiene uno de esos clichés del cine comercial
estadounidense, que simplemente me crispan. En un momento en el que
Spiderman está casi desahuciado, unos constructores deciden abrirle
camino, todos muy unidos y muy the american way, ¿y cómo lo
resaltan? Con una toma muy breve, pero muy clara de los señores
caminando con la bandera de estadounidense a sus espaldas.
Fuera de esa toma de un segundo, la
película es buena, ah, y tiene uno de los mejores cameos de Stan Lee
que he visto en mucho tiempo.
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