jueves, 23 de mayo de 2013

Puebla ¿comunidad segura?

"Puebla es una ciudad segura". En los poco más de dos años que tengo viviendo en Puebla y trabajando en medios he perdido la cuenta de cuántas veces he escuchado esta expresión.
"Puebla es una ciudad segura", nos repiten hasta el cansancio gobernantes, secretarios, funcionarios públicos; no así los presidentes de cámaras de comercio, quienes denuncian una y otra vez los atracos en comercios y a clientes.

"Puebla es una ciudad segura", me dijeron cuando, con tan sólo tres meses de vivir en aquí, una mañana de julio me abrieron la mochila al subirme al transporte público y me sacaron mi Mac; la denuncia se presentó pero nada pasó. Incluso el propio secretario de Seguridad Pública Municipal designó a un elemento policíaco a que me llevara a esos puntos que tienen identificados donde se vende la mercancía robada, pero de mi lap blanca, nada.
"Puebla es una ciudad segura", se escuchó por ahí cuando a una compañera fotógrafa le robaron su equipo una mañana en la zona del Centro Histórico; la amenazaron con una navaja en plena calle.

"Puebla es una ciudad segura" se lee en algún periódico mientras a una amiga la asaltan a dos cuadras de su casa; los delincuentes se llevaron su cartera, el iPhone de su trabajo y su calma.
"Puebla es una ciudad segura" dicen por ahí, cada vez que alguna amiga llega a contarme como en el camión le sacaron la cartera o el celular del bolso.
"Puebla es una ciudad segura", aseguró el gobernador una vez más pese a que en lo que sería el asalto a cuentahabiente número cuarenta y algo del año (aproximadamente) un joven de 24 años falleció.

Claro, Puebla se verá como una ciudad segura si se compara con Veracruz. Es como decir que un niño de cinco años tiene menos vicios que un joven universitario de 19.
Si se ve así, claro que Puebla es una ciudad segura. No hay más qué decir.

sábado, 18 de mayo de 2013

Historias de Taxis I


"Buenos días, señorita. No se preocupe por los niños de atrás, son mis hijos. Ya sabe, hoy no hay clases y no tengo con quién dejarlos, por eso acá los traigo. Saluden, niños. 
Oiga, ¿usted no es de aquí verdad? Si, se nota, las poblanas son... ¿cómo decirlo?... No tímidas... Son cerradas. Cuando les hablas ni te responden. ¿Va al trabajo? ¡Qué bueno que trabaje, señorita, que se esté haciendo su camino en este mundo! 
Sí, mis hijos son muy tranquilos, se entretienen con lo que ven por la ventana del carro. Ahí en la semana los llevo a la escuela, los paso a recoger, los llevo a comer a la casa y me los traigo a trabajar; eso sí, regreso temprano a la casa porque tienen que hacer tarea. Ya después en la tarde le doy un rato más, y al día siguiente lo mismo. Sí, es complicado pero tenemos que salir adelante. Tenemos que salir.
¿Yo? Soy de la zona entre Oaxaca y Puebla, me vine a estudiar hace muchos años para ingeniero agrónomo, quería estar en el campo, pero un día agarré el taxi y dije “esto sí me deja” y ahí me quedé. De eso ya unos 15 años.
El taxi sí deja pero es caro. Sólo las placas cuestan unos 300 mil, por eso las mías las rento, pero el coche sí es mío.
Ay, señorita, cómo me gustaría encontrarme una tabasqueña como usted, se ve que son bien abiertas y amables. Le digo que yo soy de provincia, pero cuando me vine a Puebla me casé con una de aquí. No aguantó. Nos dejó hace como dos años. Sí, se fue y me dejó a los niños. Tenían dos y cinco años. Pero ahí los ve, estamos bien a pesar de todo. Sí, están felices porque siempre están con su papá.
Aquí estamos, señorita. Son 60 pesos. Me llamo David, espero verla otro día. Niños, despídanse de la señorita. Que tenga buen día, mucho gusto conocerla".