martes, 13 de noviembre de 2012

Mi código reporteril: El trato con las fuentes

Cada reportero tiene su código de conducta. Esto va desde la forma de reportear, de escribir y sobretodo de actuar hacia las fuentes y de la relación que se establece con éstas.
Hoy tuve un encuentro que me molestó en cierta medida, porque una persona arremetió contra mi código, y simplemente respondí con una sonrisa.
Estos días un contacto me proporcionó un documento, no es nada del otro mundo, es simplemente una iniciativa que ya fue aprobada en cabildo y está por ser turnada al Congreso. No es nada que deba estar oculto ni que afecte a la integridad de nadie, no fue una filtración, es sólo un archivo necesario en el acervo de cualquier reportero, al menos así lo pienso.
Ayer manejé una nota sobre la información de este documento, y hoy me pidieron repercutirla. Fui con cierta persona que trabaja en la administración municipal, con quien tengo una relación afable. Sin embargo, cuando me senté en su oficina lo primero que me dijo fue "¿quién te dio esa información?"; al principio pensé que era una broma, y contesté riendo "pues ya sabe, una tiene sus formas".
Pero cuando uno bromea hace el comentario una, tal vez dos veces. Cuando esta persona me preguntó por quinta ocasión y me dijo "si no me dices quién te lo dio no te explicó lo que me pides", contuve el coraje, la vi de frente con una sonrisa y dije "yo protejo a mis fuentes, y no puedo revelar sus nombres".
Ante mi silencio, no tuvo más remedio que explicarme lo que le había solicitado; la cuestión es que este no es un documento que altere nada, no es algo que deba ser oculto, sobretodo en aras de la transparencia de la que tanto presumen las autoridades. Entonces, ¿por qué esa insistencia? ¿qué necesidad de saber cómo conseguí algo que tarde o temprano iba a poder conseguir?
Esto lleva a una de mis reglas: protege a tus fuentes, no sabes los intereses o los conflictos que puedan involucrar la información que te dan. Esto va desde el funcionario que te pasa el dato, que te pasa el documento antes que a nadie, o hasta la señora que denuncia irregularidades en su colonia. Tanto se arriesga el reportero que escribe la nota, como la persona que le da la declaración.