¡Uga uga!, las fechas de los espantos
y miedos ha comenzado. Y no me refiero a el Día de Muertos,
Halloween o demás fiestas paganas que se celebran a finales de
octubre y principios de noviembre, donde los difuntos salen de sus
tumbas para bailar.
No, estos son miedos de los de deveras,
los que buscan infundir los poderosos para sentirse con más poder, y
callar a aquellas voces que van cuestionan aspectos de su actuar.
Pero en esta ocasión ni los dientes de
ajo, ni las cruces ni el agua bendita podrán salvar a los medios de
Puebla de la nueva embestida del gobierno del estado, y como en toda
saga de terror, ya se tiene anunciado que vendrán por más.
Este martes, el director de
Comunicación de Comunicación Social del gobierno del estado, Sergio
Ramírez Robles presentó las primeras de numerosas demandas en
contra de periodistas por “difamación y daño moral”.
En un comunicado que emitió la
autoridad estatal se explica que la acción jurídica, consistente de
una demanda civil en contra de Fabián Gómez Hernández de
Contraparte Informativa y Adrián Ruiz del periódico El Heraldo, se
dio pues los inculpados abusaron “de la libertad de expresión en
perjuicio del honor del gobierno a través de la humillación de
funcionarios públicos”.
“Sergio Ramírez Robles plantea en
la demanda que Gómez y Ruiz sobrepasaron los límites del libre
ejercicio del periodismo y la libertad de expresión, al no tener la
intención de hacer del conocimiento un hecho de interés general, ni
servir a las personas para tomar decisiones que enriquezcan la
convivencia o participación democrática, y fuera de contexto,
insultar sistemáticamente a funcionarios del Gobierno de Puebla”,
continua el comunicado de prensa que emitieron las autoridades
estatales.
Esta acción es el primer resultado de
la reforma que presentó el Moreno Valle ante el Congreso local en
febrero de 2011, a pocos días de empezar su administración.
Por un lado, se despenalizaron los
delitos de difamación y de daño moral, con lo cual quienes fueran
acusados de esto “solamente” tendrían que pagar una multa de
hasta tres mil días de salario mínimo, monto que si bien para los
funcionarios y diputados estatales es cosa de menos -unos 177 mil
pesos- para los reporteros de a pie, quienes a duras penas ganan
hasta ocho mil pesos mensuales -y eso ya en los medios mejor pagados
de Puebla- esta cantidad es irrisoria.
Si bien con esta modificación al
Código de Defensa Civil del estado se elimina la pena corporal a
quienes sean acusados de difamación, cuestión que fue aplaudida en
su momento por algunas organizaciones de libertad de prensa, la
asociación Artículo 19 manifestó en su momento que “las reformas
son insuficientes ya que no contemplan la figura de la real malicia
ni establecen las defensas adecuadas en caso de ser demandado por
daño moral tales como la defensa de la verdad, de opinión,
publicación razonable, privilegios absolutos y calificados, palabras
de otros, publicación inocente, consentimiento y estatuto de
limitaciones.”
Dada que estas son las primeras
demandas de este tipo que se presentan, no se tiene un antecedente de
cómo deberán proceder los acusados, aunque, para suavizar el golpe,
la autoridad estatal no esta pidiendo la retribución monetaria que
marca la ley (¡yuju!), solamente que los periodistas publiquen “un
extracto de la sentencia que se dicte en el presente juicio, en la
cual se declare la existencia de la responsabilidad civil”.
Horas antes de presentar las demandas,
Ramírez Robles declaró en una entrevista con el reportero Álvaro
Delgado, de la revista Proceso, que esta es solamente la primera
tanda de denuncias, ya que “se están analizando todos los abusos
de la libertad de expresión en perjuicio del honor y la reputación
del gobierno de Puebla mediante la ofensa, la denostación y la
humillación de funcionarios”.
La lista de los supuestos periodistas
en la mira del gobierno del estado fue filtrada a uno de los medios
más cercanos al poder, pero esta no es definitiva ni exhaustiva.
¿Ya sintieron el miedo? ¿ya
escuchaste la música lúgubre detrás de tu cabeza y viste moverse
las cortinas de tu cuarto?
El miedo siempre será la mejor
herramienta para controlar a la gente, a los medios, a las voces que
critican.
Un amigo me dijo que si uno tiene la
información documentada de lo que publica, tiene las herramientas
para justificar su dicho no tiene qué temer, y no es eso lo que me
preocupa, sé que muchos de los enlistados pueden demostrar sus
publicaciones y salir limpios, sin siquiera una publicación.
Pero, repito, no hay antecedente. ¿Cómo
será el proceso? ¿tendrán derecho a comprobar sus dichos?
Este asunto además me trae una pequeña
regresión a mis días universitarios. Como ya he publicado
anteriormente, fui parte del periódico estudiantil de la UDLA, La
Catarina, el cual solía escribir no solo lo bueno, sino también lo
malo de la escuela.
En un punto, bajo la administración de
Pedro Ángel Palou (de filiación priísta), se hizo un cambio al
Código de Ética de la universidad, quedando determinado -con
palabras más o menos- que uno podía pensar lo que quisiera de la
institución, pero en sus declaraciones a los medios debía
salvaguardar la imagen de la universidad.
Como reporteros esto nos complicó el
trabajo, pues muchos empleados empezaron a callar, a evitar hablar de
recortes y demás problemáticas internas para evitar ser despedidos.
Fue la primera vez en la que vi el
alcance que puede tener el miedo para callar a alguien.
Lo único que me cuestiono fuera de
todo esto es si el miedo volverá a ganar, o si habrá quienes luchen
y continúen con la labor como debe ser, ética y responsablemente.
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