martes, 23 de octubre de 2012

Miedo vs Libertad de Expresión



¡Uga uga!, las fechas de los espantos y miedos ha comenzado. Y no me refiero a el Día de Muertos, Halloween o demás fiestas paganas que se celebran a finales de octubre y principios de noviembre, donde los difuntos salen de sus tumbas para bailar.
No, estos son miedos de los de deveras, los que buscan infundir los poderosos para sentirse con más poder, y callar a aquellas voces que van cuestionan aspectos de su actuar.
Pero en esta ocasión ni los dientes de ajo, ni las cruces ni el agua bendita podrán salvar a los medios de Puebla de la nueva embestida del gobierno del estado, y como en toda saga de terror, ya se tiene anunciado que vendrán por más.
Este martes, el director de Comunicación de Comunicación Social del gobierno del estado, Sergio Ramírez Robles presentó las primeras de numerosas demandas en contra de periodistas por “difamación y daño moral”.
En un comunicado que emitió la autoridad estatal se explica que la acción jurídica, consistente de una demanda civil en contra de Fabián Gómez Hernández de Contraparte Informativa y Adrián Ruiz del periódico El Heraldo, se dio pues los inculpados abusaron “de la libertad de expresión en perjuicio del honor del gobierno a través de la humillación de funcionarios públicos”.
“Sergio Ramírez Robles plantea en la demanda que Gómez y Ruiz sobrepasaron los límites del libre ejercicio del periodismo y la libertad de expresión, al no tener la intención de hacer del conocimiento un hecho de interés general, ni servir a las personas para tomar decisiones que enriquezcan la convivencia o participación democrática, y fuera de contexto, insultar sistemáticamente a funcionarios del Gobierno de Puebla”, continua el comunicado de prensa que emitieron las autoridades estatales.
Esta acción es el primer resultado de la reforma que presentó el Moreno Valle ante el Congreso local en febrero de 2011, a pocos días de empezar su administración.
Por un lado, se despenalizaron los delitos de difamación y de daño moral, con lo cual quienes fueran acusados de esto “solamente” tendrían que pagar una multa de hasta tres mil días de salario mínimo, monto que si bien para los funcionarios y diputados estatales es cosa de menos -unos 177 mil pesos- para los reporteros de a pie, quienes a duras penas ganan hasta ocho mil pesos mensuales -y eso ya en los medios mejor pagados de Puebla- esta cantidad es irrisoria.
Si bien con esta modificación al Código de Defensa Civil del estado se elimina la pena corporal a quienes sean acusados de difamación, cuestión que fue aplaudida en su momento por algunas organizaciones de libertad de prensa, la asociación Artículo 19 manifestó en su momento que “las reformas son insuficientes ya que no contemplan la figura de la real malicia ni establecen las defensas adecuadas en caso de ser demandado por daño moral tales como la defensa de la verdad, de opinión, publicación razonable, privilegios absolutos y calificados, palabras de otros, publicación inocente, consentimiento y estatuto de limitaciones.”
Dada que estas son las primeras demandas de este tipo que se presentan, no se tiene un antecedente de cómo deberán proceder los acusados, aunque, para suavizar el golpe, la autoridad estatal no esta pidiendo la retribución monetaria que marca la ley (¡yuju!), solamente que los periodistas publiquen “un extracto de la sentencia que se dicte en el presente juicio, en la cual se declare la existencia de la responsabilidad civil”.
Horas antes de presentar las demandas, Ramírez Robles declaró en una entrevista con el reportero Álvaro Delgado, de la revista Proceso, que esta es solamente la primera tanda de denuncias, ya que “se están analizando todos los abusos de la libertad de expresión en perjuicio del honor y la reputación del gobierno de Puebla mediante la ofensa, la denostación y la humillación de funcionarios”.
La lista de los supuestos periodistas en la mira del gobierno del estado fue filtrada a uno de los medios más cercanos al poder, pero esta no es definitiva ni exhaustiva.
¿Ya sintieron el miedo? ¿ya escuchaste la música lúgubre detrás de tu cabeza y viste moverse las cortinas de tu cuarto?
El miedo siempre será la mejor herramienta para controlar a la gente, a los medios, a las voces que critican.
Un amigo me dijo que si uno tiene la información documentada de lo que publica, tiene las herramientas para justificar su dicho no tiene qué temer, y no es eso lo que me preocupa, sé que muchos de los enlistados pueden demostrar sus publicaciones y salir limpios, sin siquiera una publicación.
Pero, repito, no hay antecedente. ¿Cómo será el proceso? ¿tendrán derecho a comprobar sus dichos?
Este asunto además me trae una pequeña regresión a mis días universitarios. Como ya he publicado anteriormente, fui parte del periódico estudiantil de la UDLA, La Catarina, el cual solía escribir no solo lo bueno, sino también lo malo de la escuela.
En un punto, bajo la administración de Pedro Ángel Palou (de filiación priísta), se hizo un cambio al Código de Ética de la universidad, quedando determinado -con palabras más o menos- que uno podía pensar lo que quisiera de la institución, pero en sus declaraciones a los medios debía salvaguardar la imagen de la universidad.
Como reporteros esto nos complicó el trabajo, pues muchos empleados empezaron a callar, a evitar hablar de recortes y demás problemáticas internas para evitar ser despedidos.
Fue la primera vez en la que vi el alcance que puede tener el miedo para callar a alguien.
Lo único que me cuestiono fuera de todo esto es si el miedo volverá a ganar, o si habrá quienes luchen y continúen con la labor como debe ser, ética y responsablemente.

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