Hace unos días una amiga me contó que
los encargados de una tienda de tenis pensaron que era lesbiana. ¿la
razón? De acuerdo a ellos, una mujer heterosexual no conoce la
diferencia entre DC y Marvel.
Mi primera reacción fue reírme, y
pensar en todas las mujeres que conozco que saben la diferencia entre
las dos editoriales más conocidas de comics a nivel mundial, y que
además pueden mencionar otras tantas no tan famosas y describir a
sus superhéroes y personajes.
Pero después de pensar en el tema un
par de días, me di cuenta que mis amigas que saben estos detalles y
yo compartimos un aspecto en particular: todas somos geeks en algún
nivel.
De unos años para acá pareciera que
ser geek es ser cool, películas y series de televisión ahora le dan protagonismo a esos personajes incómodos socialmente, que se la
pasan pegados en las computadoras o a sus consolas de videojuegos o
leyendo comics, pero la verdad, ser geek requiere dedicación, no es
sólo seguir una moda.
Vayamos por partes, primero es
necesario describir qué hace a un geek. Normalmente este término es
confundido con nerd, pero si bien un nerd casi siempre es geek, la
cosa no se da a la inversa.
Un geek es alguien sumergido en la
cultura popular, incluyendo películas, comics, videojuegos, anime,
ciencia ficción, fantasía, y un larguísimo etcétera. Más allá
de usar la computadora para trabajar, lee y busca información con
respecto a sus gustos, socializa en las redes con personas que
comparten sus intereses y es un adicto a la tecnología (ojo, esta es
una definición a mi forma de ver las cosas, no lo considero algo
definitivo).
Por ejemplo, en mi caso particular, hay
tres temas que me hacen geekear. Uno, Lord of the Rings y la
mitología de Tolkien en general. Dos, recientemente me metí en el
mundo de A Song of Ice and Fire, la saga de fantasía del escritor
George R.R. Martin, el nuevo objeto de mi amor y desprecio, porque de
verdad, uno tiene que ser malevolo para crear personajes tan
brillantes como los de estos libros para luego ir matándolos uno a
uno. Quienes seguimos los libros debemos considerarnos masoquistas
por disfrutar con placer este dolor que nos causa Martin, y esperar
años para que nos dé la nueva dosis de frustración.
Y por último, Neon Genesis Evangelion.
Este es un amor que data de mis años de secundaria, lo cual implica
que tengo al menos trece años enamorada de esta historia que, debo
reconocer, marcó mi vida hasta la fecha.
¿Por qué digo que me marca hasta la
fecha? Porque en el 2001, en un viaje a Los Ángeles a visitar al tío
que ya he mencionado anteriormente me compré varias figuras de
acción de animes, en particular un Eva 01 que brilla en la
oscuridad, el cual era edición exclusiva para ser vendida en Comic
Con y en Wizard World.
Ese Eva tiene 11 años conmigo, y no ha
salido de su caja, permanece colgado en la pared de mi cuarto y ha
viajado conmigo en mis múltiples mudanzas, lo cual ha hecho que la
caja esté un poco maltratada, pero no me importa. Sigue siendo my
precious y cualquier sugerencia de abrirlo es impensable.
Este es sólo un ejemplo de la
mentalidad del geek, y la verdad estoy en un nivel bajo, aunque
bueno, al igual que millones de desadaptados en el mundo, mi sueño
es un día ir a Comic Con y perderme entre los mares de gente vestida
de Storm Troopers, vampiros, soldados, superhéroes y demás.
Por último, considero que para
aquellos que quieran entender cómo piensa un geek, o si eres un geek
y quieres sentirte identificado, recomiendo dos documentales:
Comic-Con Episode IV: A Fan's Hope
The People Vs. George Lucas
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