jueves, 4 de marzo de 2010

El proceso de reconstrucción

Esta es la segunda entrevista con Jean Luc...

En una ocasión la señora Claudette Colbert me explicó la razón por la cual su hijo Jean Luc vivía en Haití lejos de ella. Cuando ella por primera vez vino a vivir a México hace 17 años venía con sus dos hijos, Juan Carlos de tres años y Jean Luc de 7. Como al principio tuvo dificultades para buscar trabajo y establecerse, decidió mandar a su hijo mayor con su padre a Estados Unidos, sin saber que después éste mandaría a su hijo de regreso a Haití sin consultarla. Ese fue el comienzo de una división familiar que duraría hasta dos semanas después del terremoto.

En este segundo encuentro con Jean Luc se le ve más cómodo, un poco más adaptado a esta nueva vida y a esta nueva ciudad. Su hermano Juan Carlos, sentado junto a él, explica el proceso de traer a Jean Luc de su país; “originalmente fuimos a un programa de radio, y el locutor nos contacto con el doctor Rubén Padrón de la Cruz Roja, y básicamente él fue quien se encargó de hacer todo, fue el que inició la operación aquí en México con ayuda del personal de la Cruz Roja allá en Haití”. Este no fue el primer intento que hicieron para traer a Jean Luc; tiempo antes del terremoto habían buscado con Relaciones Exteriores la forma de poder traerlo, pero los requisitos siempre presentaron un obstáculo; “la embajada pedía cosas que a nosotros se nos hacían incoherentes, por ejemplo, para traerlo hace unos años, la embajada pedía comprobar un estado bancario considerable, él tenía que tener 1000 dólares para poder entrar, cosas así, muy raros” explica Juan Carlos.

Por su lado, Jean Luc afirma que el venir a México fue relativamente fácil, fue un proceso que inició un miércoles y el viernes en la mañana ya estaba en el avión a México. “Lo primero que hice fue entrar al campamento mexicano, y ya estando ahí busqué a gente de la embajada Mexicana y desde el miércoles me quedé en el campamento; el jueves ellos contactaron a mi mamá y confirmaron que el viernes nos veníamos, así que otra vez dormí en el campamento, y el viernes en la mañana tomamos en avión” sintetiza Jean Luc.

Uno de los momentos más difíciles antes de partir fue despedirse de sus amigos, a quienes consideraba como hermanos. “El jueves estuvimos juntos desde las 11 de la mañana hasta las 7 y media de la noche, fue un momento difícil, porque era el último momento que pasaríamos juntos, nos despedimos y entré, tenía mi celular y estuvimos hablando toda la noche, me dormí como a las 2 de la mañana, me desperté como a las 7 y les volví a marcar, hasta que me subí al avión estuvimos hablando por teléfono”. Otra separación que le costó mucho fue con su novia, con la que llevaba 3 años; después del temblor muchas personas se fueron a las provincias, por eso cuando Jean Luc se enteró que ya estaba todo listo para su viaje a México su novia no estaba junto a él. Dice que ha intentado comunicarse con ellos, pero que ha sido muy complicado, que él logra escucharlos contestar el teléfono pero ellos no lo escuchan a él.

Después de 10 horas de vuelo llegó al aeropuerto de la Ciudad de México, y al bajar del avión se encontró con su mamá, a quien no veía desde hace cuatro años. Cuando recuerda ese momento hace un gesto de victoria y recuerda “fue un buen sentimiento; cuando bajé del avión y la alcancé a ver, ella sonrió, y yo también estaba sonriendo, estábamos muy felices”. Un momento similar fue su llegada a Vilahermosa, donde se reencontró con su hermano menor; “pensé que lo iba a ver en la casa, pero cuando llegué aquí y recogimos mis maletas, se abre la puerta y ahí estaba Juan Carlos enfrente de la gente, le di un gran abrazo, porque estaba muy feliz de verlo” cuenta con una gran sonrisa en el rostro.

Ahora comienza el proceso de reconstrucción, no sólo de su país, sino también de su vida; a pesar de todo, el cambio de estilo de vida si le afecta un poco, “tengo mi familia, pero extraño a mi novia y a mis amigos, en Haití no tenía la costumbre de quedarme en mi casa todo el día, porque tenía muchas cosas que hacer, era un hombre dinámico”. Insiste en que lo que más se le dificulta es el sentirse como un niño, perder un poco de su independencia ya que todavía no conoce bien la ciudad y no sabe cómo moverse, por eso para él lo principal es trabajar para tener un poco de dinero y empezar a retomar su estilo de vida de antes. “Quiero poder ir a donde quiera solo, y después quisiera tener un carro; ese es el plan” afirma con determinación.

Por último, Jean Luc reitera, “quisiera agradecerle a todos los que hicieron lo posible para que yo viniera, primero al capitán y los soldados del campamento del aeropuerto en el que estuve, porque fueron muy amables conmigo. En segundo lugar a la Embajada mexicana en Haití, la gente de protección civil y relaciones exteriores, los doctores, Rubén Padrón, y a todos los mexicanos y el gobierno por la ayuda que han enviado a Haití”.


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