martes, 8 de marzo de 2011

La Declaración de Guerra

Hoy amanecí siendo otra de mis personalidades, la más débil, la que ni nombre alcanzó pues decidió no luchar por uno, a diferencia de sus compañeras, aquellas voces en mi cabeza que se pelean por ser una, o la otra, o la otra.
Pero no, la de hoy es sólo Ella, la que me arrastra a lo más oscuro de mí ser, pero no el oscuro divertido y kinky que puede ser atrayente, sino ese lado que te devora las energías y el sueño.
Sus palabras favoritas, las que repite durante la jornada que me acompaña, son “tonta”, “gorda”, “inútil” (esta la aprendió en mis tiempos de estudiante, a manos de un hombre cercano a mí), “fea”, “mediocre”.
La puedes reconocer que esta cerca viendo mis ojos, se mantienen a medio abrir durante el día, y a ratos se ven un poco más rojos; su presencia la oculto fingiendo un ataque de alergia, y si lo es, alergia a Ella.
Por una gran temporada en mi pasado, Ella fue la predominante, la que me guiaba, o más bien, la que me apachurraba, pero poco a poco, mis logros, mis debrayes, mis amigos, ayudaron a que las otras tres pequeñas que viven en mi armaran el golpe de estado y la derrocaron.
Pero ella seguía ahí, esperando, acechando, en los últimos meses sus visitas han sido más constantes y más dañinas. Hoy fue uno de esos días.
Sin embargo, ya la derrotamos una vez, y sé que juntas, las tres podemos hacerlo una vez más. Sus ataques, arranques y mal viajes han sido demasiados, y tenemos que acabar con ella. Si, posiblemente intente regresar, pero habrá que mantener una artillería a la mano para cuando eso suceda, conformada de los recuerdos de mis victorias, de mis cualidades, y construir una pequeña barrera de respeto personal, para que le cueste un trabajo entrar otra vez. Tomará tiempo, pero como pasa con los adictos, hay que llevar esto un día a la vez.
Por eso hoy, es el primer día de la guerra contra Ella.

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