El otro día me puse a escuchar detenidamente Persiana Americana de Soda Estéreo, es un clásico del rock en español que se mete en el subconsciente de las personas, es una canción vouyerista, acosadora, pero ante todo, una melodía sobre algo que he estado pensando mucho últimamente: tentación.
Algo que es tentador lo es porque es incorrecto, porque no es bueno para nosotros, entiéndase una rebanada de pastel de chocolate cuando se esta a dieta, una cerveza cuando se toman medicamentos, o simplemente una persona.
Si nos vamos a un sentido bíblico, la influencia de la serpiente sobre Eva no fue solamente convencerla de comer la manzana, le enseñó lo que se ha convertido en el sello de la humanidad, y en especial de la mujer: la tentación.
Claro, en ocasiones por caer en determinadas tentaciones uno puede ser castigado por sus pares o hasta con recursos legales. Sin embargo, una cosa es sentir ese rush interno, el deseo de la cosa prohibida y otra actuar ante esos impulsos.
En lo personal, me considero una persona impulsiva en ocasiones, y por eso he caído en muchas tentaciones que no debía, pero hay veces en las que después de sumergirte en el objeto del deseo, pierde el encanto. Para aquellos que amamos las tentaciones no hay nada mejor que tenerlas a la distancia, dejar que esa emoción recorra cada parte de nuestro cuerpo, mientras observamos, olemos o simplemente añoramos nuestra tentación. Bien lo dice la canción “yo te prefiero, fuera de foco, inalcanzable”.
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