Había una vez, en un salón de clases, tres niñitos, Panchito, Pedrito y Primitivo. A pesar de que estudiaban juntos no eran amigos, porque a cada uno le gustaban cosas diferentes: Panchito era muy tranquilo y muy religioso, no faltaba a misa y le gustaba hacer las cosas como decía el maestro, al grado de ser un niño muy pedante. Pedrito, por su lado, era muy revoltoso, le gustaba decir "no" a todo lo que dijeran los otros niños o adultos, se metía en pleitos sin sentido y por eso, muchos le huían. Y por último Primitivo era doble cara, de pronto era el niño que procuraba ayudar e intentaba dar la cara de ser muy obediente, pero cuando te distraías te sacaba tus lápices, tu colores y hasta tu tarea, para quedar bien con el maestro y salir adelante.
Un buen día, el maestro dijo en clase "Niños, pongan atención, vamos a hacer un concurso. Quiero que individualmente me hagan una maqueta, dibujo o lo que gusten, de cómo les gustaría que fuera la escuela, qué cambios harían, si les gustaría que hubiera más juegos, una cafetería más grande, más espacio para jugar, lo que sea. Si quieren hacerlo en parejas adelante, pero como es un poco complicado, puede que no les convenga. Lo deben de entregar dentro de 10 días. El que gané lo vamos a exponer frente a toda la escuela, ¿entendido?"
En seguida, todos los niños empezaron a imaginarse su escuela perfecta aunque todos sabían que Primitivo iba a ganar, siempre se robaba las ideas de los demás, además de que sus hermanos mayores le daban muchas ideas buenas (aunque mayormente malas).
A la hora del recreo, Panchito y Pedrito se encontraron en el patio de juegos y empezaron a platicar del concurso:
- Sería tan padre ganarle por una vez a Primitivo, ¿verdad? - dijo Panchito
- Si, pero esta muy difícil solo - respondió Pedrito
- Pues, podríamos juntarnos, tal vez así pudiéramos dejarlo en ridículo, ¿no crees?
- ¿Tu y yo? ¿estás loco? nos acabaríamos agarrando a golpes
- Piénsalo, imaginamos enfrente de toda la escuela, con nuestra maqueta y la cara de celos de Primitivo.
- Mmm… déjame pensarlo y consultarlo con mis papás.
Así pues, esa tarde al llegar a casa, ambos niños le preguntaron a sus papás qué opinaban de la idea. Los papás de Panchito le dijeron que sonaba como una buena idea, pero que ese niño Pedrito nunca les había caído bien, que si no podría hacerlo solo, como siempre. En casa de Pedrito, la respuesta de los papás fue similar, que porqué no mejor se juntaba con Petronila, la vecinita con la que solía juntarse mucho, a lo cual Pedrito dijo "es que ella es muy pobre, Panchito puede pagar más cosas".
Al día siguiente llegaron los dos muy felices diciendo que sus papás habían dicho que si, a pesar de que su respuesta fue muy ambigua. Así pues, los niños empezaron a intercambiar ideas.
Pedrito quería que su escuela tuviera más patio para correr hasta cansarse, y que tuviera un cuarto de televisión, para que cuando se aburrieran de clase o en el recreo los niños pudieran ver caricaturas. También quería una cancha de basquet y una de fut, quería que hubiera muchas cosas para que se entretuvieran los niños.
Panchito, por su lado, quería que hubiera una cafetería más grande, quería darle un salón de descanso a los maestros (como siempre queriendo quedar bien con los que pudieran beneficiarlo a futuro). Una biblioteca igual estaba entre sus planes.
Discutieron mucho en el transcurso del día por lo diferente de sus opiniones y no llegaron a ningún lado. Esa noche en casa, Pedrito se dio cuenta de que las ideas de Panchito no le servían, entonces decidió hacer una maqueta por su lado, todo a escondidas de Panchito, así el otro se confiaría y sería uno menos en la competencia. Lo que no sabía es que Panchito había decidido hacer lo mismo.
Así pasaron los días. En la escuela planeaban, y en casa cada uno hacía lo que quería. Cuando quedaba un día para el concurso los dos se dieron cuenta que perdieron mucho tiempo peleando entre ellos y no habían alcanzado nada.
- ¡Es tu culpa, niño remilgoso! - le gritaba histérico Pedrito a Panchito sacudiéndolo
- ¿Y yo por qué? tú fuiste el que no se decidía - se defendía el otro
Pero por dentro, los dos estaban tranquilos, tenían sus pequeños proyectos en casa. Peleaban más que nada porque estaban cansados, se habían estado desvelando los últimos días haciendo sus trabajos, además de sus tareas y sus actividades en casa.
Al día siguiente, fue la exposición de los trabajos. Panchito llegó con un dibujo de su escuela perfecta. Pedrito hizo una maqueta, desproporcionada, pero daba la idea. Cuando voltearon a ver a Primitivo, él no llevaba ni maqueta, ni póster, ni dibujo, por lo que pensaron "¡Ja! no hizo nada, le dio miedo ver que estábamos trabajando juntos, al menos sirvió de algo".
El maestro les pidió uno por uno que pasaran a exponer sus trabajos. Cuando le tocó el turno a Primitivo, vieron que pasó con una pequeña carpeta y enfrente de la clase leyó un ensayo, notablemente escrito por sus hermanos, acerca de los valores que debería tener una escuela. El maestro quedó conmovido hasta las lagrimas, por lo que Primitivo ganó, una vez más.
A la salida Panchito y Pedrito se encontraron en la puerta de la escuela, no enojados sino muy tristes.
- Sabes, Pedrito, si nos hubiéramos enfocado en nuestros proyectos en vez de pelear tanto, hubiéramos ganado.
- si, Panchito, pero tu y yo teníamos ideas muy diferentes. Creo que hubiera sido mejor trabaje solos desde un principio, al menos así uno hubiera ganado.
- Si, creo que eso de las alianzas no funciona, ¿verdad?