martes, 22 de junio de 2010

Y si, ahora le toca a la religión

Una de esas reglas sociales prioritarias es el nunca hablar ni de religión ni política, y es que en ambos casos es normal que la conversación suba de tono y alguien explote.

En lo personal, puedo decir que fui criada católica a pesar de que mis padres en mi infancia no eran activos en la iglesia, se involucraron hasta hace un par de años siento que provocado principalmente por el síndrome del nido vacío. A pesar de mi crianza religiosa, en la actualidad no me considero de ninguna orientación, pero no digo que sea atea, no digo que si ni no, simplemente no sé.

No he encontrado una religión precisa, más bien un par de líneas de conducta: nuestras acciones nunca deben de afectar al prójimo, de actuar con malas intenciones hace que nos carguemos de energía negativa y esta se nos regresa con el tiempo. Después de un par de años con esto en mente he tenido una vida tranquila.

¿A qué viene el tema de religión? Al hecho de que siempre me ha llamado la atención la gran crisis o las discusiones que se desarrollan alrededor del tema. En un par de ocasiones he ayudado a mis padres en eventos de la iglesia, y me tocó en una ocasión escuchar unos comentarios muy agresivos de parte de unas personas muy comprometidas con el catolicismo con respecto a los cristianos, o protestantes, como ellos les llamaron. En específico cuando un señor dijo “ellos no tienen imágenes ni nada, ellos son los idolatras y no nosotros”. Esa es la diferencia principal entre ambas religiones, y las formas en las que realizan sus actos de adoración, de ahí en fuera leen el mismo libro, creen en el mismo dios, el mismo Jesús.

Otro caso se me presentó con un amigo hace un par de días; le recomendé leer el libro de Caín de José Saramago, ya que en lo personal se me había hecho muy bueno, y él nada más frunció el ceño y me dijo que no lo quería leer porque iba en contra de su religión y porque no le agradaba el hecho de que, según había escuchado, se ponía a Dios como alguien cruel. Mientras planteaba su postura, tome la misma actitud de cuando me hablan acerca de la visión religiosa de cada persona: guardé silencio y escuché atentamente sin criticar.

En mi casa se dio una situación en fechas recientes; mi hermana de 17 años empezó a asistir a un grupo cristiano con su novio, y le agradó lo que hablaban en el grupo y se empezó a involucrar, sin llegar a grados fanáticos como otras personas que conozco. A mí me pareció bueno, ya que desde entonces la vi un poco más centrada que antes, un poco más tranquila con la vida, algo que necesitaba. Mi abuela fue otra cosa.

Hizo una serie de comentarios muy agresivos contra mi hermana que en vez de ayudarla la empezaron a afectar seriamente. Mis padres igual al principio manejaron mal el tema, tomando unas posturas muy autoritarias con ella. Fue después de muchas platicas entre nosotros y que mi mamá fuera a un par de eventos de la célula cristiana que se calmaron las aguas, aunque siempre que mi mamá va, se pone muy a la defensiva a todo lo que le digan.

Siento que aquellos que no nos encasillamos en una determinada religión somos, en ocasiones, un poco más respetuosos y tolerantes con las religiones. Los católicos, cristianos, testigos de Jehová o lo que sea siempre se andan peleando de “esta es la buena y tu estas mal”; en todo caso, si los otros están mal, pues su problema, será los que no lleguen “al reino del Señor”, ¿o no?.

Hasta donde tengo entendido, uno de los mandamientos principales de la mayoría de las religiones es hacer el bien, amarnos unos a otros; entonces ¿por qué la agresión? ¿por qué el rechazo a las ideas de otro? ¿por qué no simplemente aceptar que cada quien ve las cosas a su manera?

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