¿Alguna vez has visto una película tan buena que no has
querido que acabe, que después de dos horas y media cuando empiezan los
créditos te ves a ti mismo gritando contra la pantalla, con una ansiedad de
adicto pidiendo por un toque más?
Ese es el sentimiento que te deja la última escena de True
Detective, una producción que más allá de considerarse “serie de televisión” puede
verse como una gran película que dura ocho horas, y que los productores
decidieron dividirla por partes, para evitar sobresaturar a las personas. Así
lo veo, y así la amé.
Hace unos meses escuché una reseña que decía que esta serie
sería como el Citizen Kane de la televisión, en lo personal no sé si llegue a
tanto, es excelente, es una obra de arte, es un platillo de sabores extraños
que después de cuatro días de haberla terminado sigo saboreando, pero llegar a
ser ese icono, habrá que ver con el tiempo.
Lo que sí puedo decir, es que con cada capítulo no podía
dejar de pensar que este es el Seven de esta generación; una historia de
asesinatos un tanto grotescos, con un trasfondo religioso, con vueltas y vueltas,
que van sacando a la luz los indicios de los responsables, todo salpicado con
reflexiones filosóficas, además de una fotografía con tintes melancólicos que
terminan por afinar la perfección.
La historia se centra en la historia de los detectives Rust
Cohle y Marty Hart, que investigan a un asesino serial en el estado de
Lousiana; sin querer revelar mucho de los detalles de la serie, sólo puedo
decir que en el primer capítulo toma un poco de tiempo adaptarse en los brincos
del tiempo, porque la historia mezcla varios flashbacks a lo largo de 17 años
que toma la investigación.
Si de por si soy una obsesiva de las historias de
detectives, el cast fue ya un plus que acabó de hacer que me enamorara. Matthew
McConaughey y Woody Harrelson presentan unas de las mejores actuaciones de su
de por si excelente carrera, lo cual acaba de ser reconocido con las
nominaciones al Emmy que recibieron ambos por sus papeles en esta serie –no me
pidan elegir por favor-.
Para efectos de escribir estas líneas, decidí echarme un
clavado y ver quiénes son las mentes detrás de esta producción, y algo que era
de esperarse y que a la vez sorprende es que son nombres relativamente nuevos
en el mundo hollywoodense, lo cual explica la frescura y detalle de la
historia.
Nic Pizzolatto, escritor de la serie sólo había participado
en la serie The Killing, en donde sólo colaboró en dos episodios para después
dar a luz a este embrollo de sangre, reflexiones existenciales y bromance.
En cambio, el director de la serie, Cary Fukunaga, ha
participado en algunas cintas que le han generado reconocimiento en ciertas
esferas, como fue el caso de la película Sin Nombre de 2009, en la cual narra
la historia de migrantes hondureños en su trayecto por México rumbo a Estados
Unidos.
Con ocho capítulos True Detective cuenta una de esas
historias que valen la pena analizar y revisitar, sin embargo, dado que en este
espacio de 480 minutos se resuelve este primer caso, la segunda temporada, que
empezará a filmarse en los próximos meses, presentará un caso completamente
nuevo, con un nuevo equipo de detectives salidos de la mente retorcida de
Pizzolatto. No puedo esperar.
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